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18 juillet 2016
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Horizons et debats  >  archives  >  2008  >  N°48, 1 décembre 2008  >  Un acuerdo secreto entre la ONU y la OTAN – contra los intereses de la comunidad internacional [Imprimer]

Un acuerdo secreto entre la ONU y la OTAN – contra los intereses de la comunidad internacional

por Karl Müller

A fines de septiembre y comienzo de octubre de 2008, muy pocos medios informaron sobre un acuerdo secreto entre la ONU y la OTAN que habrían firmado el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon y el secretario general de la OTAN Jaap de Hoop Scheffer.

El «Financial Times Deutschland» notificó el 26 de septiembre que se había convenido guardar estricto silencio. El acuerdo «facilitaría el trabajo conjunto en situaciones críticas como en Afganistán y Kosovo». Ese convenio fue muy disputado en la ONU, sobre todo por la posición partidaria de la OTAN en la guerra en Georgia. Pero dada la presión por parte de Francia, EE.UU. y Gran Bretaña, Ban Ki-Moon finalmente firmó.
Y el 9 de octubre, en la edición en inglés de RIA Novosti, podía leerse que el ministro del exterior ruso Sergej Lavrov estaba escandalizado a causa del tratado. Este acuerdo fue firmado en secreto y sin consultar a todos los miembros de la ONU. Cuando se hicieron alusiones que estaba planeado un convenio de ese tipo entre la ONU y la OTAN, el ministro del exterior ruso le pidió informes al secretario general, pero obtuvo sólo respuestas evasivas.
La redacción de Horizons et Débats tiene el texto del acuerdo (ver encuadre). Está fechado el 23 de septiembre y firmado por Ban Ki-Moon y Jaap de Hoop Scheffer. Es un hecho que los secretarios generales de la ONU y la OTAN no sólo realzaron la «cooperación» realizada hasta ahora – por ejemplo en los Balcanes y Afganistán – sino que además decidieron continuarla y ampliarla.
Esa «cooperación» se remite sobre todo al «espíritu» de la aclaración de la cumbre de la ONU del año 2005. Esa fue la cumbre de la ONU en la que bajo el título «Responsability to protect» se propuso la posibilidad de una intervención militar de la ONU, también más allá de lo fijado en la Carta. Con ésto se continuó un proyecto del año 2001 redactado en gran parte por instigadores de ­guerra como Gerath Evans (Australia) o Klaus Naumann (Alemania). (Horizons et débats informó sobre ésto el 2 de junio).
Ya un mes antes de la cumbre de la ONU, en septiembre de 2005, el secretario general de la OTAN de aquel entonces, Hoop Scheffer, había presentado sugerencias para un acuerdo de cooperación entre la ONU y la OTAN. Sobre ésto informa un documento de análisis y estrategia redactado en Alemania en junio de 2008 (Janka Oertel: «The United Nations and Nato») el cual apoya una cooperación más estrecha entre la ONU y la OTAN.
Así se confirman las grandes dudas de los críticos del concepto «Responsability to protect», que, detrás de ese concepto, no ven otra cosa que el concepto de la OTAN de «Intervención humanitaria» bajo otro nombre: con ese concepto, la OTAN quería justificar sus intenciones imperialistas en la guerra en Yugoslavia contraria al derecho internacional – una guerra que costó la vida a miles de personas, que destruyó la infraestructura civil del país por décadas, y contaminó con radiactividad gran parte del territorio para siempre.
Significativo es el momento en que ahora se firmó. Coincide con el cambio de presidente en EE.UU., el cual obviamente ya se había encauzado anteriormente también a nivel internacional. Distintamente del aún presidente Bush y los ideólogos a su alrededor, que querían erigir la hegemonía mundial de EE.UU. fuera de la ONU, los asesores del nuevo presidente Obama planean el incluir a la ONU en los planes de dominio mundial y con ello una grotesca variante del concepto de «Coalición de los voluntarios».
El mismo Obama lo expresó retóricamente en su discurso frente a la Columna de la Victoria en Berlín el 24 de julio: «Ahora es el momento de construir nuevos puentes sobre todo el globo, tan  sólidos como los que ya nos unen sobre el Atlántico. Ahora es el momento de agruparse a través de una continua cooperación, de instituciones fuertes, de sacrificios comunes y una obligación global para el progreso, para hacer frente a los desafíos del siglo 21.»
Mucho indica que el verdadero objetivo es querer conservar, por todos los medios, la injusta supremacía de occidente, sobre todo de EE.UU.; una supremacía que, según el nuevo informe de los servicios secretos de EE.UU. «Global Trends 2025: A Transformed World» (www.dni.gov/nic/NIC_2025_project.html) peligra de perderse definitivamente.
En el programa de noticias Focus del 13 de agosto, las declaraciones entusiastas del ex ministro de exterior Fischer sobre los propósitos de Obama, ponen de manifiesto cómo se debe reaccionar hasta ahora: «En su discurso en Berlín lo expresó sin rodeos.» Obama les dijo a los europeos: «En el futuro, decidiremos juntos, lucharemos juntos, y si es necesario moriremos juntos.»
Entre los asesores de Obama figuran también ideólogos de la «intervención humanitaria» como Samantha Power (ver el análisis de Jürgen Wagner: «Obama: cuidado con las grandes esperanzas». IMI-Análisis 2008/37 del 5 de noviembre). El diputado de la CDU Willy Wimmer incluso dice en una carta del 17 de noviembre al ministro del exterior alemán, que el personal alrededor de Obama «es como  una repetición de las fuerzas que nos empujaron a la guerra […] de Yugoslavia».
El hecho de que Ban Ki-Moon cedió a la presión de las potencias de guerra EE.UU., Gran Bretaña, y ahora también Francia desde Sarkozy, confirma una posible dependencia del secretario general con respecto a EE.UU.
Pero esa no puede ser la última palabra de las Naciones Unidas. Su propia Carta la compromete con el derecho internacional en lo referente a la igualdad de derechos de las naciones, al derecho de autodeterminación de los pueblos, a la prohibición de intervenir y sobre todo a guardar la paz. Las guerras de agresión y el perseguir una hegemonía imperialista son un delito según el derecho internacional.
A pesar de sus testimonios verbales, la OTAN se ha despedido de ese principio básico: ya desde su concepto estratégico del año 1991 – el cual transgredió por primera vez su misión de defensa propia admitido por el derecho internacional – y más aún, con los conceptos estratégicos de 1999 y las resoluciones estratégicas de las cumbres de la OTAN en 2004, 2006 y 2008. Ahora, un nuevo concepto estratégico, deberá darle validez a esa aberración.
La OTAN ha infringido gravemente contra la Carta de la ONU y lo sigue haciendo a diario, tanto en Afganistán, sometido a su ocupación al igual que otros lugares en el marco de la OEF, como en la aclaración de la alianza, aún no retractada, después del 11 de septiembre 2001. Por lo tanto, a los responsables de la OTAN habría que juzgarlos en un tribunal internacional. Que el secretario general de la ONU haya convenido una «cooperación más estrecha» con la OTAN, es una bofetada al concepto de derecho y no debería tener vigencia.
Con frecuencia desde el fin de la guerra fría, el consejo de seguridad de las Naciones Unidas y el secretario general  de la organización se han dejado manejar por EE.UU. Con el presidente Obama ese peligro es aún más grande. La comunidad internacional no debe permitirlo.    •

Violación de la Carta de la ONU

Si el texto de la aclaración conjunta sobre la cooperación entre la ONU y la OTAN es correcto, éste es un escándalo ya que es contrario al espíritu y a la letra de la Charta de la ONU y transgrede las competencias del secretario general de la ONU. La ONU debe permanecer independiente y no puede ponerse de parte de una alianza militar. Es evidente que se trata de una afrenta contra China y Rusia así como contra los estados libres de bloques (118 estados).
Cuando mi ex jefe Sergio Viera de Mello y otros colegas de la ONU murieron en Bagdad a causa de un atentado en agosto de 2003, dije claramente en un interviú, que ésto tenía en parte que ver con el hecho de que los iraquíes consideraban posiblemente y siguen considerando a la ONU como una rama imperialista de la OTAN. Así resultaron mis buenos colegas objetivo del atentado.
Hay que pensar que la OTAN ha tomado parte en guerras ilegales como en 2003 en Iraq (lo que viola el artículo 2[4] de la Carta de la ONU, según lo declaró en varias oportunidades el secretario general de entonces Kofi Annan). Además la OTAN es responsable de crímenes de guerra en los Balcanes, en Iraq y Afganistán. También el uso de armas UE (Uranio empobrecido) es un crimen contra la humanidad. La asamblea general debe examinar urgentemente esa aclaración ONU-OTAN y poner de manifiesto su ilegalidad.

Prof. Dr. Alfred de Zayas, diplomático ­retirado de la ONU, ex secretario de la ­Comisión para derechos humanos

Aclaración conjunta sobre la cooperación entre los secretariados de la ONU y la OTAN

El secretario general de las Naciones Unidas y el secretario general de la OTAN acogen con satisfacción la cooperación que desde hace diez años se lleva a cabo entre la ONU y la OTAN, para apoyo del trabajo de las Naciones Unidas por el mantenimiento de la paz y la seguridad  internacional, y  desea, según el espíritu de las resoluciones de la cumbre mundial de 2005, crear un marco para extender las consultas y la cooperación entre ambos secretariados. Para ésto se llegó a los siguientes acuerdos:
1.    Nosotros, el secretario general de las Naciones Unidas y el secretario general de la OTAN, reafirmamos nuestro deber de mantener la paz y la seguridad internacional.
2.    Nuestras experiencias comunes han demostrado el valor de una coordinación más efectiva y eficiente entre nuestras organizaciones.
    Hemos desarrollado una cooperación, por ejemplo para mantener la paz en los Balcanes y en Afganistán, donde operaciones autorizadas por la ONU y realizadas por la OTAN, trabajan paralelamente con operaciones de la ONU para la paz. Además, operamos conjuntamente con otros aliados para apoyar a organizaciones regionales y subregionales.
    La OTAN además, en 2005,  puso material y personal a disposición en Paquistán durante la acción de la ONU de ayuda para catástrofes.
    Nuestra cooperación está guiada por la Carta de la ONU, por las normas y principios  humanitarios reconocidos internacionalmente, y en acuerdo con las autoridades nacionales.
3.    La continuidad de la cooperación va a contribuir de manera significativa para hacer frente a las amenazas y desafíos ante los cuales la comunidad internacional debe reaccionar. Por eso recalcamos la importancia de crear un marco para asesoramiento, diálogo y cooperación, incluyendo –según lo exija la situación – intercambios y diálogos sobre cuestiones políticas y de operaciones, tanto a nivel de conducción como de trabajo. También corroboramos nuestra disposición – dentro de nuestros respectivos mandatos y posibilidades – a dar el apoyo adecuado  requerido por organizaciones  regionales y subregionales.  
4.    Damos por sentado que ese marco debe ser flexible y que se desarrolle con el correr del tiempo. Por eso, acordamos extender la cooperación entre nuestras organizaciones con respecto a cuestiones de interés común, incluyendo, aunque no limitándose, a la comunicación, la información parcial, también cuestiones de la protección de la población civil, de crear capacidades para entrenamiento y ejercicios, evaluación del aprendizaje, planeamiento y apoyo para eventualidades y coordinación y apoyo para operaciones.
5.    Nuestra cooperación va seguir desarrollando métodos y posibilidades prácticas de nuestras organizaciones, teniendo en cuenta los mandatos específicos y las experiencias  especiales, para contribuir a la coordinación internacional para la reacción frente a desafíos globales.

Estipulado en Nueva York el 23 de septiembre de 2008.

Jaap de Hoop Scheffer, secretario general de la OTAN;

Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas

(Traducción Horizons et Débats)