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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°6, 16 fevrier 2009  >  La ONU y la OTAN [Imprimer]

La ONU y la OTAN

¿Qué seguridad y para quién?

por Hans Christof von Sponeck, ex Secretario general adjunto de la ONU

En los documentos de la ONU el mundo está en órden. En junio de 1945, 51 estados miembros firmaron la Carta de las Naciones Unidas. Pocos años más tarde, se establecieron dos grandes pactos internacionales sobre derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales; le siguieron importantes convenciones sobre tortura, genocidio y derechos de la mujer y del niño. A fines de 2008, después de largas negociaciones, los estados miembros firmaron el primer acuerdo sobre bombas de dispersión; lamentablemente con limitaciones exigidas por unos pocos estados, entre ellos Alemania.
La existencia de un derecho internacional amplio demuestra que los gobiernos, en todas partes del mundo, saben lo que es importante para la seguridad humana, y lo que es necesario proteger.
Desde 1945 se ha violado el derecho internacional repetidamente. Para numerosas personas, los derechos esenciales a alimentación, salud, vivienda, educación, trabajo, libertad de opinión resultan inaccesibles. Se hicieron guerras, y siguen haciéndose, sin respetar la Carta de la ONU, por ejemplo en Yugoslavia, Iraq y Palestina. Se tortura, se practica el genocidio, acuerdos sobre armamento son ignorados, riquezas no reemplazables del medio ambiente son saqueadas. Transacciones financieras y económicas incontroladas, sumadas a la avaricia, han provocado una crisis mundial sin precedentes. El pragmatismo reina. Los principios se dejan de lado. Ética ha devenido una palabra extranjera. La mentira política aumenta. La cesura entre ricos y pobre se agranda cada vez más. Las perspectivas de vivir y sobrevivir se han tornado aún más desiguales. Ésto resulta, en gran medida, de la falta de voluntad política para consagrarse al bien de la mayoría y no al bienestar de unos pocos, así como la negligencia resultante con respecto al derecho y la ley. A la ONU le resulta difícil realizar su misión.

El siglo XXI bajo el signo de rechazar la doble moral

Por tanto no es sorprendente que, en el mundo entero, el siglo XXI esté bajo el signo de la confrontación y el rechazo de la doble moral. Las alianzas occidentales, como la OTAN, son desafiadas por nuevas alianzas1 con miembros importantes como Rusia, China e India. «Un nuevo reparto» es la frase clave. Poco antes de su muerte en 1964, Dag Hammerskjoeld, el gran hombre de la ONU,2 dijo con gran preocupación que «en la lucha por el honor, poder y beneficios deben encontrarse caminos para poder salir de la jungla húmeda y embrollada».
Mirando hacia atrás, a comienzos de 2009 podemos constatar que desde la fundación de la ONU en 1945, dos sistemas han fracasado: el comunismo y el capitalismo. La búsqueda de un máximo de ganancias a costa de los demás, la deshonestidad y el etnocentrismo son algunas de las causas.

La ONU en una encrucijada

El mundo de los 192 estados miembros de la ONU ha llegado a una encrucijada. Un camino conduce hacia un mundo que se concentra en el bienestar de la comunidad, la reducción de conflictos y la paz, es decir en una vida en dignidad y seguridad humana, de progreso social y económico para todos, igual donde vivan – así como lo prevee la Carta de las Naciones Unidas. El otro camino es la continuación del «gran juego» por el poder, como en el siglo 19, el cual, en el siglo 21, se está convirtiendo en la empresa más peligrosa y envolvente que se haya conocido jamás. En este camino se trata presumiblemente de democracia, en realidad se trata de poder, control y explotación.

Nunca hubo un dividendo de la paz

El dividendo de la paz previsto al fin de la guerra fría, nunca se logró. En 2007, los presupuestos militares de todos los estados miembros de la OTAN han alcanzado, con 1,2 mil millones de dólares, un nuevo récord. Solo el presupuesto militar de EE.UU. cubre un 50% de esa suma; los países de la OTAN cubren un 70%.3 En el mismo año la suma destinada a la ayuda para el desarrollo es de 103 mil millones de dólares,4 es decir un 8,3% del gasto militar.
Desde 1969, se espera de las Naciones Unidas que los países industrializados provean para la ayuda al desarrollo, un bajo porcentaje del 0,7% de su producto interno bruto. De hecho, ese monto fue del 0,3% para 2008.5 Este desequilibrio extremo entre los gastos militares y los de ayuda para el desarrollo, demuestra que no se pone el acento en el mejoramiento de la seguridad humana, – acorde a los objetivos de desarrollo6 del milenio de la ONU – sino en la seguridad del estado. Los que consideran tal comparación como fuera de lugar, no quieren entender que el fortalecer la seguridad personal contribuye de manera decisiva a eliminar las causas de los conflictos en el mundo. No quieren aceptar que la seguridad militar, por medio de alianzas e intereses propios de los estados, aumenta y profundiza las causas de los conflictos

ONU y OTAN: bien común o intereses de occidente

Una comparación de los mandatos de la ONU y la OTAN muestra claramente el contraste entre los objetivos de esas dos organizaciones. En los 63 años de existencia de la ONU, su misión no ha cambiado. La ONU fue fundada para mantener e impulsar la paz en el mundo. La OTAN existe para asegurar los intereses propios de sus 26 estados miembros. Su misión, definida en el Tratado de Washington de 1949, era inicialmente la defensa de los estados miembros. A fines de la guerra fría en 1989, esa misión parecía estar cumplida. Sin embargo, los miembros de la OTAN quieren mantener la alianza occidental, y eso justificó la búsqueda de un nuevo rol para la OTAN.

La OTAN del siglo XXI es incompatible con la Carta de la ONU

En el año 1999, la OTAN confirmó que quería sentar nuevas bases por medio de un concepto estratégico diferente. Se quería pasar de una alianza militar estrictamente defensiva a una amplia alianza para proteger las fuentes vitales para los países miembros. Además de la defensa de las fronteras de los estados miembros, se fijaron nuevos objetivos como el acceso a las fuentes de energía, el derecho de intervenir en «movimientos de una gran cantidad de personas» y en zonas de conflictos lejanas a los estados miembros. La disposición de permitir el ingreso de nuevos estados, sobre todo los que habían pertenecido a la Unión Soviética, muestra cómo ha cambiado el carácter de esa alianza militar.
El tratado de Washington de 1949 reconocía la Carta de las Naciones Unidas como el marco jurídico obligatorio de la OTAN. Pero el monopolio de la ONU sobre el recurso a la fuerza como figura en el artículo 51 de la Carta, fue rechazado por la doctrina de la OTAN de 1999. El sector de intervención, limitado hasta entonces al espacio euro-atlántico, fue extendido por los estados miembros de la OTAN al mundo entero, y provisto de una estrategia de intervención global. En la reunión cumbre de Budapest del 3 de abril de 2008, la OTAN declaró que quería «hacer frente a los desafíos del siglo XXI con todas las posibilidades de su misión». Hay que agregar, que el acuerdo de Washington del año 1949 había sido ratificado por los parlamentos de los países miembros; con ello tiene validez como derecho internacional, contrariamente a las estrategias y doctrinas dictadas por la OTAN ulteriormente.

Acuerdo ONU-OTAN: graves peligros para la paz

A pesar de esas decisiones de la OTAN, que visiblemente beneficiaban sólo a una pequeña minoría de estados miembros de la ONU, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon y el de la OTAN, Jaap de Hoop-Scheffer, firmaron un acuerdo el 23 de septiembre de 2008. Ese proyecto no había sido presentado al Consejo de seguridad. En el acuerdo, por obvias razones formulado en términos muy generales, se trata de una «ampliación de consultas» y de un «trabajo operativo conjunto» por ejemplo, para el «mantenimiento de la paz» en los Balcanes y en Afganistán. En caso de amenaza o de desafío, los dos secretarios generales se comprometían a actuar en común.
En la actual época de confrontación, se espera del Secretariado de la ONU un alto grado de neutralidad política. El acuerdo ONU/OTAN no es para nada neutral y tendrá graves consecuencias para el trabajo en beneficio de la paz. El embajador de Rusia para la OTAN en Bruselas, Dmitry Rogozin, considera el acuerdo de la ONU con la OTAN – una estructura militar-política – como «ilegal»; Serge Lavrov, ex embajador ruso en la ONU en Nueva York y actual ministro del exterior, se mostró «escandalizado » que un acuerdo tal haya sido firmado en secreto y sin consultar.

Acuerdo ONU-OTAN ¿compatible con la Carta de la ONU?

Se cuestionan importantes aspectos:
El acuerdo entre la OTAN – una alianza militar que posee armas nucleares – y la ONU ¿es compatible con el artículo 2 de la Carta de las Naciones Unidas, que exige que los conflictos se resuelvan pacíficamente? ¿Es posible distinguir las intervenciones de la ONU de las de la OTAN, si tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad son también miembros de la OTAN? ¿Cómo pueden ser perseguidos por la justicia futuras violaciones del derecho que cometa la OTAN? Una entidad como la OTAN, que bombardeó Serbia y Kosovo en 1999 sin un mandato de las Naciones Unidas, y en contravención del derecho internacional, ¿es un asociado adecuado para la ONU?

El mandato de la ONU hace innecesaria a la OTAN

Una apreciación del acuerdo ONU/OTAN debería considerar también, que la OTAN es una reliquia de la guerra fría; que la OTAN, como alianza occidental, se ha ganado la desconfianza de la mayoría de los otros 166 países miembros; que es un objetivo de la OTAN, imponer por la fuerza armada sus intereses energéticos y de política de poder contra otros países de la ONU; que EE.UU., un miembro dirigente de la comunidad de la OTAN, ha ignorado constantemente y sin ningún escrúpulo a la ONU, y ha violado el derecho internacional de la ONU.7 Finalmente, hay que recordar que la Carta de la ONU prevee un «comité de estado mayor encargado de aconsejar y asistir al consejo de seguridad en todo lo concerniente a «recursos de órden militar necesarios para salvaguardar la paz mundial y la seguridad internacional».8 Como consecuencia, si los estados de la OTAN se preocuparan del bien común y no de los intereses de un pequeño grupo de estados, un mandato de la ONU haría innecesaria a la OTAN.
Es urgente que uno o varios estados miembros soliciten a la Corte internacional de Jus­ticia de interpretar el acuerdo ONU/OTAN del 23 de septiembre de 2008 conforme a su estatuto.9
La opinión pública mundial tiene el derecho de presentar una tal solicitud y de obtener una respuesta. Recordemos que en el preámbulo de la constitución consta: «Nosotros, el pueblo de las Naciones Unidas …decididos a crear las condiciones necesarias para mantener la justicia y el respeto a las obligaciones fijadas en los acuerdos …» El preámbulo de la Carta no dice: «Nosotros, los gobiernos.»10
Ésta sería una respuesta a la pregunta concerniente al camino que debería seguir la comunidad internacional. Quien quiera servir a la paz y a la reducción de conflictos, debe seguir el camino multilateral y lleno de baches de la ONU y evitar el camino allanado de la OTAN. Como dijo en 1998 el ministro canadiense de relaciones exteriores Lloyd Axworthy en el Consejo de seguridad: Debemos encontrar el camino hacia un multilateralismo que conduzca «al beneficio de la comunidad internacional y no al interés personal de unos pocos». Ese camino será largo, porque, hasta ahora, no ha habido un multilateralismo desinteresado.
A partir de 1994, la Uno ha comenzado a utilizar la noción de «seguridad humana». Con ésto quería subrayar la importancia que tiene la realización de los derechos de cada persona en la vida cotidiana, para liberarlo de la angustia y el sufrimiento. Por primera vez en la historia de la ONU, en el año 2000, se determinaron cuantitativamente objetivos para el desarrollo. Esto es un verdadero progreso para fortalecer la seguridad humana. Ocho de los llamados objetivos de desarrollo del milenio para la lucha contra la pobreza, mortalidad infantil y de madres y acceso a la escuela primaria, deben ser logrados entre 2000 y 2015.

«Humanismo militar»: concepto para encubrir intereses propios

Las Naciones Unidas quieren así recalcar, que además de la seguridad que depende del estado (militar), existe una seguridad relativa al hombre. Los defensores de la seguridad dependiente del estado, cuyo objetivo es la seguridad militar que quieren realizar por medio de alianzas como la OTAN, lo saben. Hablan abiertamente sobre el «humanismo militar» para legitimar sus intereses. Parte de esta tentativa es la interpretación del nuevo concepto «responsabilidad de proteger».11 Ésto es un engaño, ya que se trata de defender intereses propios y no de proteger a inocentes ajenos. Si éste fuera el caso, la situación sería muy diferente en Afganistán, Darfur, Gaza, Goma, Somalia y Zimbabwe.
En todos los ámbitos de la seguridad humana hay progresos. Sin embargo, es improbable que los objetivos fijados sean alcanzados hasta 2015. Para cubrir los objetivos de desarrollo en el período restante – de 2009 hasta 2015 – son necesarios 135 mil millones de dólares, es decir 22,5 mil millones por año.
Quién afirme que es mucho dinero, ignora probablemente, que EE.UU. gasta por año 180 mil millones de dólares para sus tropas en Iraq y Afganistán; o que los países afectados por la crisis financiera y económica, en el término de pocas semanas, pusieron a disposición unos 3 billones de dólares para salvar en sus países a instituciones abusivas que debieran ser reformadas.

Las posibilidades estarían allí – falta sólo la voluntad política

El éxito de los objetivos de desarrollo del milenio de la ONU no es una cuestión de dinero, aún en estos tiempos económicamente críticos. El progreso dentro de la seguridad humana necesita voluntad política para su realización. En las últimas décadas de discusión sobre el financiamiento de la cooperación internacional, siempre se ha señalado que no sería difícil introducir nuevas alternativas financieras.12 Pero proposiciones de este tipo son ignoradas o rechazadas. Algunos gobiernos temen que eso acrecentaría demasiado la independecia de organizaciones internacionales como la ONU.
Quien quiera vivir en paz en el siglo XXI no tendrá dificultades en elegir su camino. El acceso a ese camino está abierto. El principio de la ONU, según el cual, las espadas deben convertirse en arados y no lo contrario, sigue siendo el fundamento del progreso humano y de la seguridad.    •
Este artículo está basado en una conferencia que tuvo lugar el 6 de diciembre de 2008 en Kasel, durante un Congreso para la paz.
(Traducción Horizons et débats)

1    A las nuevas alianzas pertenecen: a) la Shanghai Corporation Organisation (SCO) fue fundada en 2001 por China, Kazajistán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán, Uzbekistán. Su objetivo principal es la seguridad de Asia Central. India, Paquistán, Irán y Mongolia forman parte de la organización como observadores. b) Brasil, Rusia, India y China (BRIC) forman una comunidad de intereses políticos y económicos desde 2001. c) Brasil, India y Sud­áfrica forman una asociación que, por divergencias en las tarifas, ha hecho fracasar varias veces la ronda de Doha de la Organización mundial de comercio.
2    Dag Hammerskjoeld nació en 1905 cerca de Lund (Suecia). De 1953 a 1961 ejerció las funciones de segundo Secretario general de la ONU. Murió en un misterioso accidente de avión en Rodesia, cerca de la frontera congolesa.
3    Cf. Swedish International Institute for Peace Research (SIPRI) anuario de 2008, 9 de junio de 2008.
4    Cf. Organisation for Economic Cooperation and Development (OECD); Aid Targets Slippage out of Reach? DAC 1 Official and Private (Aid) Flows.
5    Conforme a una directiva de la ONU de 1969, los países donantes deben poner a disposición el 0,7% de su PNB para el trabajo conjunto de desarrollo. Hasta ahora sólo Dinamarca, Luxemburgo, los Países Bajos , Noruega y Suecia han logrado ese objetivo.
6    En el año 2000 la Asamblea general de las Naciones Unidas ha fijado ocho objetivos de desarrollo para el período que va desde 2000 a 2015. Entre ellos figuran: reducir en un 50% el hambre y la pobreza, acceso a la escuela primaria para todos los niños, igualdad entre el hombre y la mujer, disminución del 66% de la mortalidad infantil y del 75% de la mortalidad en los partos.
7    La invasión en Iraq en 2003, Guantánamo, Abu Ghraib y los vuelos hacia los lugares de tortura son algunos puntos claves.
8    En su artículo 47, capítulo VII, la Carta establece un Comité de estado mayor que se compone de jefes del estado mayor de cinco miembros permanentes del Consejo de seguridad. A pesar de no haber sido convocado desde 1945, el artículo 47 sigue subsistiendo.
9    En el capítulo II, artículo 36 del estatuto de la Corte Internacional de justicia se le otorga a ésta la competencia de interpretar los tratados.
10    Ver el preámbulo de la Carta de las Naciones Unidas.
11    Ese concepto es mencionado en el documento de la ONU «2005 World Summit Outcome» (A/60/L.1–15 de septiembre de 2005; §138 y §139 así como §79). En ese documento, la Asamblea general deja claramente establecido que sólo el Consejo de seguridad tiene el derecho, de acuerdo al capítulo VII de la Carta, de proteger a las poblaciones – aún por la fuerza – contra el genocidio, los crímenes de guerra, las depuraciones étnicas y los crímenes contra la humanidad.
12     Entre las propuestas innovadoras del financiamiento mencionamos el «impuesto Tobin», llamado así por el economista americano James Tobin. Éste propuso, en 1972, imponer un impuesto sobre las operaciones de cambio internacionales (0,05–1,0%) Los fondos así recaudados deberían disponerse especialmente para financiar la ayuda al desarrollo.

Siete desafíos actuales

Resumiendo, son siete los desafíos actuales:
1.    El progreso de una reforma fundamental de la ONU como objetivo mundial. El multilateralismo en interés de la humanidad, puede ser realizado.
2.    Retorno a los principios de la Carta de las Naciones Unidas. La ONU no debe continuar siendo sólo un taller de reparaciones políticas.
3. Reconocimiento e impulso de la seguridad humana como prioridad para una supervivencia digna. La seguridad militar no puede reemplazar la seguridad humana.
4. Respeto del derecho internacional. No puede haber responsabilidad política sin responder por las consecuencias de las acciones.
5. Rechazo de la libertad (anarquía) de mercado. El órden, la observación y el control son una garantía y no un peligro para la democracia.
6. Urgencia de una declaración de la ONU contra la doble moral. La reducción de derechos especiales para las alianzas es una condición para la solución de conflictos y sirve a la paz.
7. Elaboración de principios para una ética de la información de los estados y los gobiernos, así como de los medios. La mentira organizada debe ser perseguida.
Finalmente, es necesario hacer un llamado a la opinión pública: para interpelar continuamente a la política, y para participar más activamente en los hechos actuales. Dag Hammerskjoeld hablaba de «negociaciones con uno mismo».

Hans Christof von Sponeck