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18 juillet 2016
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Horizons et debats  >  archives  >  2008  >  N°16, 21 avril 2008  >  ¿Qué objetivos persigue la operante élite financiera internacional? [Imprimer]

¿Qué objetivos persigue la operante élite financiera internacional?

por Richard Cook*

«Provocan una devastación y la llaman paz.» (Tacitus)

¿Fue Alan Greenspan realmente tan tonto como parece, cuando provocó la pompa inmobiliaria que amenzó con derrumbar totalmente la economía occidental basada en deudas?¿Fue esa crisis tan fácil de preveer la que realmente desencadenó ese derrumbe que hubiera podido destruir el sistema financieron internacional?¿O tal vez fue «provocada intencionalmente»? Y de ser así ¿por qué?

Dirijamos nuestra atención hacia un personaje norteamericano quien, según los teóricos de conspiraciones, sería el epicentro más frecuente de cualquier plan que exista de las élites. Este sería David Rockefeller, multimillonario, de 92 años de edad, y padrino de la élite financiera internacional.
En el diccionario Wikipedia, un largo artículo sobre Rockefeller provee la siguiente versión de un famoso comentario que éste habría hecho en un discurso de apertura de la Conferencia de Bilderberg en Baden-Baden, Alemania, en junio de 1991:
«Agradecemos al ‹Washington Post›, al ‹New York Times›, a Time Magazine y otros medios importantes, cuyos directores han tomado parte en nuestros encuentros y han mantenido su promesa de discreción desde hace 40 años. Hubiera sido imposible para nosotros el desarrollar nuestro plan para el mundo, si en esos años hubiéramos estado expuestos a la vista del dominio público.
Pero el mundo ahora está más desarrollado y dispuesto a avanzar en dirección a un gobierno mundial que no conocerá más guerras, sino sólo paz y bienestar para toda la humanidad. La soberanía supranacional de una élite intelectual y de banqueros mundiales es seguramente preferible a la autodeterminación nacional practicada en los siglos pasados.»
Este discurso fue pronunciado hace 17 años en Norteamérica, al comienzo del gobierno de Bill Clinton. Rockefeller habla de «nosotros» y dice que ese «nosotros» se ha estado reuniendo desde hace casi 40 años; si a éstos se le suman los 17 años desde su discurso, son 57 años – dos generaciones completas.
«Nosotros» no sólo desarrolló un «Plan para el mundo» sino que el intento de desarrollarlo ha tenido evidentemente éxito, al menos según Rockefeller. El objetivo final de «nosotros» es generar una «soberanía supranacional de una élite intelectual y de banqueros»; según él, «ésta llevará a un gobierno mundial que no conocerá más la guerra».
Sólo como un ejercicio mental, supongamos que David Rockefeller es una persona tan importante y poderosa, como él mismo parece creerlo. Otorgémosle algo de crédito, y supongamos que él y «nosotros» realmente fueron en cierto grado exitosos. Esto significaría, que todas las decisiones y acontecimientos de importancia desde el discurso de Rockefeller en 1991, supuestamente eran parte de ese plan, o, por lo menos, que representaban sus criterios y propósitos.
Por lo tanto, observando esas decisiones y acontecimientos, podemos constatar si Rockefeller es veraz en su estimación: que la utopía que tiene en mente está en camino o por lo menos se está acercando a una realización. Sin un órden particular, algunas de esas decisiones son las siguientes:
La puesta en práctica del «Tratado norteamericano de libre comercio» de la administración de Bill Clinton y George W. Bush, ha llevado a la eliminación de millones de empleos en la manufactura así como la destrucción de la explotación agraria familiar norteamericana, a favor de la economía agraria global.
Otros acuerdos similares de libre comercio, incluyendo los auspiciados por la Organización mundial de Comercio (OMC), han llevado a la exportación de millones de empleos manufactureros adicionales hacia China y otros lugares.
Mientras se desgastaban constantemente los ingresos familiares en EE.UU., aumentaba con rapidez la parte de ganancia nacional percibida por los grupos de altos ingresos.
Ciertos managers de fondos hedge de Wall Street ganan 1000 millones de dólares al año, mientras que el número de los que no tienen techo, incluyendo veteranos de la guerra, llega casi a un millón.
La pompa inmobiliaria ha llevado a una enorme inflación de los precios en EE.UU. Millones de viviendas van a remate y terminan en las manos de banqueros. Además, los costos de la tierra y arrendamiento han debilitado la agricultura familiar y las pequeñas empresas. El alza de los impuestos inmobiliarios, producida por los precios elevados de los terrenos, ha obligado a millones de personas de un ingreso bajo y medio, sobre todo gente de edad, a abandonar sus viviendas.
El hecho que los banqueros controlan el sistema monetario nacional en su totalidad, con leyes que permiten obtener dinero sólo por medio de préstamos con intereses, ha derivado en una masiva pirámide de deuda a punto de sufrir un colapso. Este sistema monetarista fue impulsado por ecónomos de la Universidad de Chicago y financiado por la familia Rockefeller. El quid es, que si la pirámide se derrumba y cada uno va a la bancarrota, los bancos que han producido dinero «del aire» van a tener la posibilidad de apoderarse de objetos de valor por unos centavos – así como J. P. Morgan Chase está a punto de hacerlo con los negocios de Carlyle Capital. Regulaciones sensatas de la industria financiera, fueron desechadas por el gobierno, y si un político se opone, como Eliot Spitzer, es destruído.
La carga total de impuestos del gobierno federal, del estado, y local, que pesa sobre los norteamericanos, excede en un 40% los ingresos, y tiende a aumentar. Mientras que el congreso, controlado por los demócratas, apoya una pequeña rebaja «Stimulus», aumenta por otro lado hipócritamente los impuestos, incluso a los ingresos medianos. Impuestos atrasados y préstamos para estudiantes ya no pueden ser eliminados por un juramento declarativo.
Los precios de la bencina están subiendo al mismo tiempo que compañías como Exxol-Mobil alcanzan récords de ganancias. Los precios de otros artículos van subiendo continuamente, incluyendo el precio de los alimentos; algunos países están al borde de padecer hambre. En EE.UU., 40 millones de personas son consideradas oficialmente como «food insecure», es decir que su aprovisionamiento de alimentos es inseguro.
Con el control del agua y las materias primas por parte de empresas, se ha reducido gran parte de lo que era un bien común; además, la liberación de la producción energética ha llevado a una enorme alza de precios de la electricidad en varias regiones.
La destrucción de las granjas familiares en EE.UU., al igual que en México y Canadá, a raíz del Tratado de libre comercio de América del Norte (NAFTA), se repite en otras naciones con la política del International Monetary Fund y el Banco Mundial. En todo el mundo, a causa de la presión del «consenso de Washington», el aprovisionamiento local de alimentos ha sido reemplazado por el cultivo de productos destinados, en primer lugar, a la exportación. La migración del campo trajo consigo el crecimiento de los barrios de emergencia alrededor de las grandes ciudades de los países subdesarrollados.
Desde los años ochenta, EE.UU. hace la guerra alrededor del mundo, directamente o a través de sustitutos. La antigua Yugoslavia fue desmembrada por la OTAN. Bajo la excusa de 9/11 y utilizando planes ya existentes, EE.UU. se ha lanzado a la conquista y ocupación militar permanente del medio este. Una circunvalación total de Rusia y China por los ejércitos de EE.UU. y la OTAN ,ya está en marcha, y ya ha comenzado un nuevo intento de militarizar el espacio. Las potencias de occidente se preparan claramente, por lo menos, para otra posible guerra mundial.
La expansión del imperio militar norteamericano en el exterior se refleja en la creación de un sistema totalitario de vigilancia interna: éste permite espiar las actividades de personas privadas y detectarlas por un sistema tecnológico creado bajo el título «War on Terror». Se ha comenzado a utilizar implantes microchips para detectar las intenciones de una persona. El complejo industrial-militar es la industria más grande y más exitosa del país: a él pertenecen diez mil planificadores, que se ocupan de desarrollar nuevos y mejores métodos – tanto abiertamente como en secreto – para destruir ambos «enemigos»: extranjeros y domésticos.
Entre tanto, EE.UU. tiene la población encarcelada más grande de todos los países del mundo. Además, para millones de personas, la vida diaria significa una carga agoviante a causa de gobiernos, cuotas de seguros e impuestos, gastos y papelerío. Los trámites más simples están sobrecargados por el peso de las ganancias de legiones de intermediarios: asesores de impuestos, abogados, burócratas, especuladores y agentes.
Finalmente, el deterioro de las condiciones en la vida diaria, ha llevado a un alto nivel de enfermedades causadas por estrés, así como a una epidémica adicción al acohol y a las drogas. Por todo el mundo los gobiernos están involucrados en la tráfico de drogas. En lugar de tratar de reducir el nivel de estrés, la política oficial favorece a la enorme industria farmocológica, que se enriquece con el empeoramiento de la salud, por medio del tratamiento de los síntomas más bien que de las causas. Muchos de esos medicamentos, masivamente recetados, tienen ellos mismos, efectos laterales devastadores.
Esta lista debería, por lo menos, darnos motivos para continuar y formular una pregunta difícil. Asumiendo nuevamente que todas estas cosas son parte de un plan elitista, que Rockefeller se enorgullece de haber desarrollado: ¿no es extraño que los medios que se eligieron para lograr «paz y bienestar para toda la humanidad», impliquen tanta violencia, decepción, opresión, explotación, corrup­ción y robo?
De hecho, mi impresión es que «nuestro plan para el mundo» está basado en el genocidio, la guerra mundial, el control policial de la población, la usurpación de las reservas de este mundo por una élite con sus políticos marionetas y las fuerzas militares.
Sobre todo, ¿podría haber un camino mejor para lograr todo ésto que este plan – al parecer concentrado en robar a la gente en todo el mundo, la posibilidad de producir sus propios alimentos? Un genocidio por hambre puede ser lento, pero es muy efectivo; sobre todo cuando se le puede echar la culpa a las «fuer­zas del mercado».
¿Puede ser que el «nosotros» que está haciendo todas estas cosas – incluyendo al gran David Rockefeller – simplemente son criminales que, de alguna manera, han tomado las posiciones de poder? Si es así, son criminales que hicieron todo lo posible para asegurarse por todos los lados y borrar sus huellas, incluso el agarro estrangulador al sistema de educación y los monopolistas medios de corriente principal.
Algo es seguro: los votantes en EE.UU. nunca han aceptado esas cosas a sabiendas.    •

Fuente: Global Research del 27.3.2008
(Traducción Horizons et débats)

*    Richard C. Cook es un ex-analista del gobierno federal norteamericano. A lo largo de su carrera estuvo al servicio de la Civil Service Commission, Food and Drug Administration, en el gobierno de Carter en la Casa Blanca, en la Nasa, y el U.S. Treasury Department. Sus artículos sobre economía, política y política espacial se han publicado en numerosas páginas web. Su libro sobre la reforma monetaria titulado «We Hold These Truths: The Promise of Monetary Reform», está en preparación.
Además es autor del libro «Challeger Revealed: An Insider’s Account of How the Reagan Administration Caused the Greatest Tragedy of the Space Age», el cual ha sido calificado por la crítica como «el libro más importante sobre vuelo espacial de los últimos 20 años».
Su página Web: www.richardccook.com