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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°10, 23 mars 2009  >  La hacienda pública norteamericana: Expansión de la zona de lucha (hacia Suiza) [Imprimer]

«Mi banquero me dijo …»

La hacienda pública norteamericana: Expansión de la zona de lucha (hacia Suiza)

Entrevista con Luis Suarez-Villa, profesor de economía, Universidad de California, Irvine

Suarez-Villa hizo su doctorado en política internacional en la Universidad de Cornell. Es profesor en la Universidad de California, Irvine, de la que es miembro desde 1982. Se especializó en tecnología de innovación y su relación con los cambios sociales, el desarrollo económico y el análisis regional. Luis Suarez-Villa estudió, enseñó e investigó durante largo tiempo en el exterior, sobre todo en Europa, Asia y Latinoamérica. Trabaja frecuentemente con la Universidad de Nueva York, con las Naciones Unidas y también con universidades españolas y brasileñas.

En la entrevista a continuación, Luis Suarez-Villa dilucida y critica el sistema fiscal norteamericano, el cual pareciera tener como objetivo el dañar a los bancos suizos. Su crítica se extiende también a ciertos Bancos suizos y sus estrategias de expansión, que se basan en riesgos máximos sin previsión. Luis Suarez-Villa explica también su teoría del «Tecnocapitalismo»1 que permite entender los nuevos cambios en el capitalismo tradicional.


Daniel Laufer: Usted creó el concepto de «tecnocapitalismo», en el que son decisivos los «valores intangibles». ¿Nos podría explicar brevemente su significado?

Luis Suarez-Villa: El tecnocapitalismo se refiere a la importancia de valores intangibles tales como creatividad y conocimiento. El tecnocapitalismo orienta sus actividades, sobre todo, hacia la comprensión de la investigación, y su importancia para los nuevos sectores que serán simbólicos para el siglo XXI. Esos sectores son la nanotecnología, la genómica, la bioinformática, la gentecnología, la proteómica, la biofarmacia, la bioróbica, la informática molecular, entre otros. El interés del tecnocapitalismo por las reservas intangibles cubre también los servicios con alta plusvalía que exigen conocimientos considerables, como por ejemplo las finanzas, el sistema de salud, la educación y la informática. Este tipo de servicios estarán unidos muy estrechamente a los nuevos sectores. Por ejemplo, la atención médica está cada vez más ligada a la biofarmacéutica, la nanotecnología y la genómica. Como consecuencia de ésto, está surgiendo un nuevo tipo de medicina. Se la podría llamar biomedicina, apoyada en la genética.
Si bien la perspectiva de estos nuevos sectores es muy prometedora, está también colmada de aspectos siniestros. Esos aspectos van ligados a las inesperadas consecuencias negativas que esas tecnologías conllevan. Pero un aspecto decisivo y especialmente siniestro de esos nuevos sectores es todo lo que los une a las multinacionales. Esas multinacionales han acaparado esos nuevos sectores, y su absoluta prioridad está habitualmente centrada en las ganancias y en la consolidación de su posición. Por eso, tienden a poner el máximo beneficio por sobre las necesidades humanas, y por último dañan frecuentemente nuestra salud, la naturaleza y el medio ambiente, destruyen los valores culturales y corrompen a los políticos. Ya se ven las consecuencias en la suma astronómica de litigios, y en la desconfianza del público con respecto a los productos farmacéuticos genéticamente manipulados. Así, el tecnocapitalismo se concentra en el poder de las multinacionales y en su control agobiante de la tecnología en el siglo XXI.
Suiza, dado su alto nivel de educación y la alta calidad de sus reservas humanas, es una nación con un enorme potencial para generar creatividad y nuevos conocimientos. Ese potencial se refiere no sólo a las nuevas competencias que serán simbólicas del siglo XXI, sino también a los servicios con buen funcionamiento, como el sistema financiero, el sistema de salud y la educación. Suiza está en una buena posición para continuar siendo una base importante para todos los servicios ligados al conocimiento.

Tradición suiza de paz y respeto

Casí ninguna otra nación en el mundo, con una cantidad similar de habitantes y de superficie, tiene un potencial equivalente al de Suiza, como centro mundial predominante para las actividades basadas en el conocimiento y la creatividad.

Por otro lado, el concepto suizo de gobierno, con sus referendums y otros mecanismos, parece ser mucho más democrático que cualquier otro sistema en actividad hasta ahora. La tradición suiza de paz y respeto por los otros pueblos es también decisiva en este contexto. La paz y un gobierno democrático son elementos claves para desarrollar una base sana de valores intangibles, como la creatividad y los nuevos conocimientos que sirven a la humanidad, respetan la naturaleza y contribuyen en general a lograr un mundo mejor.

A raíz de su propia historia, Suiza depende de las profesiones relacionadas con los servicios, sobre todo en el ámbito financiero. ¿Debe temerse que a raíz de la explosión mundial de las profesiones relacionadas con servicios, el centro financiero suizo pierda parte de su atracción? Y ¿cómo puede conservar sus ventajas, considerando la enorme pérdida de confianza en los bancos en general, causada por la crisis actual?

La banca suiza puede estar en peligro en la medida que descuide sus raíces y sus valores culturales. Uno de sus valores fundamentales puede interpretarse como el respeto a la esfera privada, lo que incluye también la esfera privada financiera. La precaución en cuestiones de finanzas, que debe ir unida a la mayor comprensión posible del riesgo en todas sus formas y dimensiones, es una típica peculiaridad. Esto significa también, que uno no hace lo que uno no entiende en términos de instrumentos y esquemas de inversiónes. Las enormes pérdidas que sufrieron recientemente algunos de los más grandes bancos suizos – incluyendo la pérdida de miles de puestos de trabajo, y la destrucción de la esfera privada de sus clientes con la que están desde ahora implicados – parecen indicar que ciertos valores suizos fueron descuidados masivamente.

Problemas financieros de los bancos suizos provienen de EE.UU.

Una gran parte de los problemas financieros con los que están confrontados los bancos suizos actualmente, así como el daño causado a su prestigio como empresas de confianza, proviene de EE.UU. Las estrategias seguidas por los megabancos de EE.UU. – y también por la UBS y el Crédit Suisse (CS), se apoyaban en ciertos conceptos y modelos estratégicos que habían tomado posesión de las escuelas de economía en EE.UU. hace unos 40 años. Esos conceptos han colonizado las escuelas de economía norteamericanas. Ellos se basaban en la economía neoclásica, sobre todo en métodos que pueden describirse como modelos e hipótesis del «equilibrio general». Esos modelos, que devinieron muy comunes en círculos económicos al comienzo de los años 50 (en EE.UU.) son muy deficientes; no sólo por su incapacidad de medir o comprender los riesgos, sino también por sus hipótesis irreales en cuanto al comportamiento y a las decisiones del ser humano.
Esos modelos y sus formas derivadas de trabajo, son el fundamento de la educación comercial en EE.UU. y un componente central en los programas de las escuelas de comercio, inclusive en el sector de las finanzas. Fueron enseñados a generaciones de diplomados en comercio, y están esencialmente integrados en la práctica comercial en muchos sectores, también el financiero. Además, esos modelos se enseñan por todo el mundo, desde que los métodos económicos norteamericanos se han expandido por todos lados en las últimas dos décadas. Esos modelos han servido de patrones conceptuales, sobre los que se determinaban los cuadros de operaciones de trabajo en casi todos los ámbitos de la banca y de la hacienda pública. Su puesta en práctica generalizada en la banca, ha contribuido en gran parte a la crisis financiera mundial en la actualidad.

Un máximo las ganancias por todos los medios

Esos modelos y conceptos, que no puedo describir aquí con suficientes detalles, pero que merecen nuestra atención, han sido adoptados por los grandes bancos suizos (como la UBS y el CS) al expandirse en el exterior, sobre todo en EE.UU. En la práctica y en sus consecuencias, esos modelos, sus cuadros de trabajo y sus patrones, han dado origen a una nueva cultura estratégica y de management de la banca. Esa nueva cultura de operaciones se basa sobre todo en la preocupación agobiante, casi obsesiva, de elevar al máximo las ganancias, no importa por qué medios, incluyendo la especulación. Con ésto se ha subestimado peligrosamente el riesgo, y se ha comprometido la esfera privada financiera de los clientes.
Los cuadros operacionales de trabajo, basados sobre esos modelos estrechos e imperfectos, han sido maquinados, vendidos frecuentemente por millones de dólares y legitimados por gurus académicos de las escuelas de comercio norteamericanas. Algunos de esos gurus se han enriquecido masivamente, vendiendo de casa en casa, promocionando nuevas variaciones de esos modelos, a los que denominan como principios de best practices, ignorando que la mayor parte de las valorizaciones financieras, generalmente, traen consigo un elevado riesgo. Los resultados de las hipotecas irrealistas de esos modelos y de las estrategias resultantes, ya los hemos visto en las pérdidas gigantescas que han sufrido los megabancos americanos y los bancos suizos que los imitaron. Es inútil de precisar que aquellos que han propagado, vendido o defendido esos modelos de riesgo, han perdido todo el crédito, ahora que el sistema financiero mundial está en vías de hundirse en la crisis.

Desregulación fue el origen de una ola enorme de especulación financiera

La amplia utilización de esos modelos, así como de sus cuadros de trabajo y sus derivados patrones operacionales, está intimamente ligado al proceso de desregulación financiera que comenzó en EE.UU. en los años ochenta. Esa desregulación financiera norteamericana ha sido, por su parte, la principal responsable de la creación de megabancos norteamericanos – cuando comenzaron las lavinas de fusiones bancarias y tomas de posesión, mientras que las regulizaciones existentes se desmantelaban. Esta desregulación ha sido también el orígen de una gigantesca especulación financiera, cuando los nuevos instrumentos no regulados y muy riesgosos, como los préstamos de títulos de deudas, swaps de créditos, obligaciones de deuda garantizadas y otras, se convirtieron en objetos de una especulación sin límite y sin comprensión de sus consecuencias. Sólo el valor global de los derivados de los créditos se calculó, al comienzo de la crisis, en 520 billones de dólares. Los directores del megabanco Citibank estimaron que probablemente deberían amortizar 400 mil millones de dólares en los próximos años.
Ésto pone en claro que numerosos bancos se entregaron a una especulación sin límites durante varios años, sin ninguna previsión y sin comprensión de los riesgos que eso suponía. Con este proceder, los bancos han logrado durante años beneficios récord, y los sueldos de los directores de esos bancos eran los más altos de todos los sectores. Las compensaciones para los directores de esos bancos aumentaron asombrosamente y llegaban frecuentemente a ser 600 veces más que el salario de los empleados medios de muchos bancos.
Uno de los resultados de este frenesí prolongado y salvaje de especulación financiera es un aumento dramático de la deuda en todos los niveles: para el consumidor, para las empresas, para los gobiernos y prácticamente para toda actividad existente. La especulación con las deudas parece ser una de las razones principales del crecimiento económico de EE.UU. en los últimos 20 años. Esta montaña de deudas amenaza hoy a la economía americana así como al sistema financiero. EE.UU. es la nación más endeudada del planeta, la situación es totalmente opuesta a la de los años 50. Por lo menos, financieramente, EE.UU. es hoy una nación en bancarrota. No es necesario precisar, que como la desregulación financiera se ha extendido por todo el mundo, muchas otras naciones (en realidad el sistema financiero global) están igualmente amenazadas por ciertos problemas que amenazan actualmente la economía norteamericana y su sistema financiero.
Esta montaña de deudas, unida a la crisis financiera actual, ha provocado una caída brusca del valor del dólar americano. La caída del dólar ha sustentado a su vez una inflación mundial. Después, al subir dramáticamente los precios del combustible y de los alimentos, más de mil millones de personas fueron empujadas a una pobreza aún mayor. Los megabancos norteamericanos son parcialmente responsables de esta ola de especulación que ha dado origen a esta crisis global, porque empezaron a crear numerosos nuevos instrumentos de inversión, para convertir la deuda en títulos, copar agencias de tasación que les asegurara puntos favorables para los instrumentos por ellos creados, y, en ciertos casos, corromper a las autoridades de control, para que cierren los ojos ante las prácticas bancarias más chocantes. Estas han también promocionado una desregulación financiera al estilo norteamericano en el mundo entero, alentando a los gobiernos a imitar la desregulación norteamericana, financiando think tanks para que realicen estudios e informes que apoyen los métodos de los megabancos, sin ninguna consideración de los riesgos que ésto suponía.
Mientras la desregulación financiera norteamericana avanzaba, importantes bancos suizos miraban desde el otro lado del Atlántico y trataban de imitar a los megabancos de EE.UU. Ellos mismos, como UBS y Crédit Suisse se convirtieron en megabancos imitando las adquisiciones y las tomas de control que realizaban los megabancos norteamericanos. La imitación de los megabancos norteamericanos significó también, que se comprometía la esfera privada de los clientes, y en ciertos casos simplemente se la destruía. Y para penetrar directamente en el mercado norteamericano con la compra de bancos de inversiones como Paine Webber por la UBS y First Boston por CS, los grandes bancos suizos tuvieron que acceder a las exigencias norteamericanas y sacrificar la esfera privada financiera de sus clientes, incluso en Suiza. En 2003, la UBS y el CS tuvieron que poner al descubierto los datos de sus clientes en EE.UU.; para las autoridades norteamericanas que estuvieron de acuerdo con la entrada de esos bancos en el mercado norteamericano, ésto parece ser sólo un intercambio de procedimientos tácitos. Así, de alguna manera, los bancos suizos, de acuerdo con las autoridades norteamericanas, se han transformado en una extensión del sistema fiscal norteamericano en Suiza.

El rol de policías mundiales parece ser una costosa osadía

¿Y por qué tienen esas exigencias las autoridades norteamericanas? EE.UU., contrariamente a casi la totalidad de las naciones en el mundo, tiene un sistema fiscal extraterritorial. Ésto significa que los residentes norteamericanos, tengan o no la nacionalidad, tienen la obligación de pagar impuestos al gobierno norteamericano, no importa en qué lugar del mundo se encuentren. Por esta razón, uno de los objetivos fundamentales de las autoridades norteamericanas, parece ser el obtener de todos los estados y de sus bancos, datos sobre las finanzas de cada persona en particular que de alguna manera esté en conección con EE.UU. – igual si para ello deben infrigir contra las leyes nacionales de esos países.
¿Por qué quiere EE.UU. imponer ese sistema fiscal excesivo y sin fronteras? Una parte de la respuesta está ligada a los gastos militares. El economista y premio Nóbel Joseph Stiglitz, recientemente estimó el costo de la guerra en Iraq en tres billones de dólares para el gobierno norteamericano.2 Además de ello, el presupuesto militar norteamericano, cuyo despilfarro ha tomado dimensiones increíbles, traga actualmente por lo menos tantas reservas nacionales como en la época de la guerra fría. El rol de policía del mundo y el imponer sus intereses por la fuerza, no importa cuándo y dónde, parece ser un proyecto muy costoso. Todas las aventuras militares norteamericanas, las prisiones, y lo que se llamó con eufemismo las «restituciones», que en realidad incluyen secuestros, torturas, y hasta asesinatos no importa dónde en el mundo, son muy costosas y deben ser pagadas. El sistema fiscal norteamericano es el principal instrumento, para hacer posible un procedimiento tal.

El compromiso de Suiza totalmente opuesto a la maquinaria militar de EE.UU.

No es necesario recalcar que el compromiso suizo por la paz, el respeto por los otros pueblos y culturas, es la antítesis de la enorme maquinaria militar y sus costosas aventuras. Sin embargo, los bancos suizos están por aplicar las leyes fiscales americanas en territorio suizo.
Tal vez esta situación nos pueda ayudar a comprender por qué las autoridades fiscales norteamericanas utilizan métodos similares a los servicios secretos: detener, interrogar o sobornar empleados de banco y apoderarse sistemáticamente de los datos sobre todas las transacciones bancarias en el mundo entero. Éstos son los procedimientos normales, ya que las autoridades fiscales estiman que no importa qué método es aceptable para recaudar cada vez más impuestos. Al respecto, debemos considerar que el pueblo norteamericano jamás es consultado directamente sobre la guerra, los impuestos, y todas las decisiones gubernamentales de importancia. Ésto le da al sistema gubernamental norteamericano un carácter muy antidemocrático, comparado con el sistema suizo que hace uso frecuentemente de referendums para todas las decisiones importantes.
No es necesario recalcar que las mentiras, los simulacros y los trucos utilizados para vender la guerra en Iraq al pueblo norteamericano, no hubieran nunca sido posibles, o hubieran sido denunciados, si el pueblo norteamericano hubiera sido directamente consultado, como el pueblo suizo es con frecuencia consultado sobre todas las decisiones gubernamentales de importancia. […]3

¿Cree Usted que los que toman las decisiones políticas son capaces de entender la creciente complejidad del mundo financiero y de sus mecanismos? ¿No se corre el riesgo de que en esta crisis financiera, diletantes decidan sobre cuestiones que ellos no entienden?

Los directores de los bancos se quejan con­stantemente de que los políticos no los escuchan lo suficiente. Los políticos deben escuchar, pero ellos deben tener en cuenta el bien común – lo que frecuentemente es contrario a los intereses de los bancos. Los directores de los bancos tienen que dar prioridad a las ganancias, pero los políticos deben dar prioridad al interés general y nacional. Los políticos deben igualmente cuidar y sostener los valores culturales cuando éstos son amenazados por intereses comerciales. Los intereses generales y comerciales pueden convergir, pero raramente es el caso. Aquí se trata de relaciones de poder y ninguna de las dos partes se siente muy cómoda frente al otro.
A veces, cuando los bancos se concentran en su objetivo principal, el aumentar las ganancias, pueden poner en peligro valores culturales. Por ejemplo, cuando los bancos suizos activos en EE.UU., devinieron informantes y aplicaron las leyes fiscales norteamericanas en territorio suizo, eso afectó al valor suizo de la esfera privada. ¿Y por qué los políticos suizos han aceptado una imposición tal? ¿O siguen todos el mismo catecismo escrito por los bancos, teniendo en vista la esperanza de grandes beneficios, en este caso preciso, para sus negocios en EE.UU.?

Recientemente Usted escribió en la «Tribune de Genève»,4 que según su opinión, los problemas graves que han afectado la economía suiza recientemente son debidos principalmente al hecho de que aquellos que la han causado se apoyaban en principios «no suizos». ¿Podría elucidar esa noción?

Es difícil sintetizar los valores culturales. Normalmente, ellos están arraígados en las leyes y costumbres de una nación, a veces de manera evidente, pero con frecuencia en forma subtil. Yo estaría dispuesto a considerar el respeto por la esfera privada como un valor suizo muy importante. Es un valor con muchas facetas; sus dimensiones son a la vez intelectuales, financieras y políticas. Como Usted puede ver, yo considero la esfera privada como multidimensional y no reducida a cuestiones financieras. En el dominio de las finanzas, la esfera privada es probablemente el valor más importante que garantiza la viabilidad a largo plazo del sistema financiero de Suiza, no sólo para las transacciones externas sino también para las transacciones internas de la población suiza. En la arena política, es un valor que defiende el principio helvético de democracia, que contiene la consulta directa de los votantes – frecuentemente por deliberación – además del derecho de tener opiniones propias y posibilidades de elección política, y de tenerlas en forma privada, estando ésto ligado a la dignidad e identidad personal, sin tener necesidad de una connivencia oficial como condición previa.

Rechazo de la guerra y la agresión

Otro valor es el tradicional compromiso de Suiza por la paz. Este valor comprende el rechazo de la guerra y de la agresión. La conquista, la imposición y las exigencias a otras naciones son sus claras antítesis. Apoyar a naciones que hacen la guerra, que conquistan e imponen su voluntad a otros pueblos, es igualmente una antítesis de ese valor. Un apoyo tal puede ser impedido no sólo por medios diplomáticos, políticos o culturales, sino también financiero. Sería importante, por ejemplo, que los bancos suizos no contribuyeran a financiar o a apoyar naciones y sistemas fiscales que invierten en la agresión, la conquista o la persecusión de otros pueblos.
El respeto por las otras naciones y sus culturas también puede ser considerado como un valor cultural suizo. Éste está estrechamente ligado al compromiso suizo por la paz, como se mencionó anteriormente. Tal respeto es multidimensional. Incluye, por ejemplo, el reconocimiento de diferencias en los lenguajes, la historia y las tradiciones. Ese valor se puede ver en el marco multilingüe de Suiza, en el reconocimiento de culturas diversas en su historia y su identidad nacional.
Otro valor es el respeto por las condiciones necesarias para la existencia humana. A ellas pertenecen la asistencia médica, la educación y la seguridad pública. También los derechos de los empleados. Estas condiciones se cumplen normalmente, al hacer posible el acceso a todo eso. Sostener esas condiciones significa igualmente no copiar o imitar modelos de otras naciones, sobre todo aquellas en las que vastos sectores de la población no tienen acceso a esas posibilidades, son dejados de lado o discriminados. Los modelos que pretenden desregular o liberar la iniciativa humana, terminan generalmente por destruir esas posibilidades para una gran parte de la población, o impedirles el acceso. Esas condiciones están intimamente ligadas a la justicia social, lo que abarca la inclusión, la igualdad en lo social y legal, así como la posibilidad de apoyar la existencia humana de una manera digna.    •

Fuente: Mon banquier m’a dit … cap. 1
(Traducción Horizons et débats)

1 ver página web del Prof. Suarez-Villa, www.technocapitalism.com
2 Esa apreciación muy difundida en los medios es motivo de fuertes discusiones en EE.UU.
3 Las dos preguntas y respuestas que se dejaron de lado ya fueron publicadas en Horizons et débats No. 9 del 16 de marzo.
4 Carta de lectores del 18/4/08