Matanza sistemática de la población civil

Afganistán

Encubrimiento intencionado por parte de la política y militares

rt. Las imágenes publicadas recientemente de una matan za de niños afganos el año pasado, en la provincia Helmand, y una matanza en el distrito de Garmseer, conmovieron a la opinión pública. Desde un helicóptero persiguen y matan a tiros a niños en un pueblo de Afganistán. Los gritos de las madres desesperadas, que frente a algo imposible de comprender, no saben en qué mundo están, se los puede oir. (ver DVD «Matanza de los niños en Helmand» M.D. Miraki, junto al informe de Mattiullah Minapal y Aziz Ahmad Tassal que está publicado en francés en la página 2).
Nada puede hacer creer, que una matanza tal a niños inocentes quede escondida para los responsables de la dirección del ejército (y que siga quedando escondida). Todos los indicios (informes en los noticieros, testimonios de personas que la vieron) hacen suponer que esa matanza no fue un caso aislado, sino que tales acciones son toleradas por el mando militar, o incluso permitidas.
Aún es casual cuando logra infiltrarse alguna información sobre los hechos reales en las zonas sur y este de Afganistán, herméticamente protegidas del público por las potencias en guerra. Las informaciones que «normalmente» se difunden en EE.UU. y Europa, son censuradas y corregidas por los competentes servicios militares norteamericanos (por ejemplo Fort Bragg). Pero las pocas noticias que logran evadir esa censura, son apabullantes. Matanzas a civiles, violaciones, abuso sexual de menores y asesinatos. Las hermosas palabras oficiales sobre hospitales, democracia y reconstrucción nos suenan como un sarcasmo repulsivo.
Cada vez más fatales resultan las comparaciones con la guerra de Vietnam. Esa guerra también estaba de hecho dirigida contra la población civil. Los habitantes de Vietnam eran, a los ojos de los militares, per se aliados del enemigo Vietcong. De esta manera, los militares justificaban atrocidades contra los habitantes del país. MCrímenes de guerra se pasaban por alto, y eran tolerados por el mando militar o incluso exigidos. Las similitudes entre Vietnam y Afganistán son alarmantes (ver Bernd Greiner, «Krieg ohne Fronten. Die USA in Vietnam», ISBN 978-3-936096-80-4).
El avance de la escalación militar en Afganistán, lo describe el experto alemán ­Christoph R. Hörstel («Sprengsatz Afghanistan. Die Bundeswehr in tödlicher Mission», ISBN 978-3-426-78116-6). En lugar de la prometida reconstrucción, en todos lados las luchas son cada vez más cruentas y el uso de armas, masivo.
La alianza para la guerra bajo la dirección de EE.UU., hace una guerra sin siquiera un mínimo de respeto humano. El uso gigantesco de armas de todo tipo, está fuera de toda medida.Ya en 2002 (!) Helen Caldicott describió el arsenal del horror, que es empleado en Afganistán («Atomgefahr USA. Die nukleare Aufrüstung der Supermacht», ISBN 3-7205-2385-3). Junto con municiones de dispersión, bombas de bencina, armas de uranio y rompe-búnkers, que en primera línea hacen blanco en la población civil, se «prueban» otras armas cuyos efectos nos son desconocidos. Es urgente la retirada inmediata de una guerra criminal.     •