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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°37, 28 septembre 2009  >  Suiza lo demuestra: también es posible con más libertad [Imprimer]

Suiza lo demuestra: también es posible con más libertad

Sobre las diversas maneras de evaluar una relación

Conferencia del Consejal Federal Ueli Maurer, jefe del Departamento suizo de Defensa, Protección de la Población y Deporte DDPS, frente a la Cámara de Comercio de Alemania – Suiza en Zurich el 22 de junio

Les agradezco la invitación y estoy muy contento de poder dirigirme a Ustedes ya que les corresponde un rol importante en la relación con Alemania. Yo les considero embajadores de la paz, la amistad y la libertad.
No quiero detenerme demasiado en rodeos y encarar directamente las cuestiones a tratar. Es evidente que las relaciones entre Alemania y Suiza pueden ser vistas de diversas maneras. Se puede decir que a nivel económico las relaciones son excelentes y que a nivel político habían sido excelentes. Pero como a la larga no se puede separar esos dos aspectos, Ustedes, Señoras y Señores, como representantes de la economía están fuertemente afectados por la situación política. Por otro lado, tienen la posibilidad de ejercer influencia por otras vías que la política, y de hacer oir su voz. Por eso considero que tienen una responsabilidad.

Sobre nuestro tradicional principio de libertad

Lo han notado: sopla un viento helado. Sopla a través de los noticieros, los periódicos y debates en los Consejos. Incluso a través de los folletines culturales. Uno de los raros efectos laterales positivos de esas ráfagas frías, son las palabras de Thomas Hürlimann, quien, como escritor, desde el punto de vista de la tradición cultural da una explicación original: El medio ambiente conforma a sus habitantes, escribe en el «Frankfurter Allgemeine Zeitung». Los alemanes están formados por el bosque; ellos quieren administrar y cuidar de la sociedad como de un bosque. Los suizos, en cambio, están conformados por las montañas, hacia donde pueden retirarse y ser inaccesibles para los demás.
Hürlimann recurre a viejas interpretaciones. Es tradición considerar que las montañas han reflejado y formado el carácter del pueblo y del estado suizo. Ya hace más de doscientos años que Walter le preguntó a su padre Wilhelm Tell si hay países que no tienen montañas. Sí, le dijo el padre: «El trigo crece allí en amplias praderas, y éstas semejan a un jardín.» «¿Por qué no descendemos en lugar de atarearnos en las montañas?» se quejó el pequeño. «El país es hermoso y bueno como el cielo; pero, los que lo cultivan, no gozan del beneficio de lo que producen.» Y Walter suspiró finalmente: «Padre, las amplias praderas me van a resultar estrechas; prefiero vivir bajo los aludes.»
Friedrich Schiller, autor de esas líneas, quien sintió tan profundamente la diferencia entre libertad y servidumbre, era alemán. Él se inspiraba en la vida diaria. Sus frases provenían de su experiencia de vida. Él formulaba sentimientos, y no sólo los de su gene­ración.

Suiza oasis de libertad

La libertad en las montañas ha despertado añoranzas, inspirado planes de viajes y esperanzas de evasión en muchos alemanes. Muchas veces eran los independientes, los individualistas, los innovativos y críticos; también los poetas, pensadores y opositores. Esas migraciones siempre proporcionaban a Suiza nuevos impulsos y un enriquecimiento de su vida cultural y espiritual. Suiza como refugio de la libertad en Europa es más que un clisé. Muchos, sobre todo alemanes, la consideraban realmente como un oasis, un oasis en el desierto de las limitaciones y vigilancia estatal o de la necesidad material. Nacionalistas, liberales, estudiantados y seguidores del movimiento de deporte de Jahn, aquellos que soñaban con una Alemania unida y que durante el período de la restauración fueron perseguidos por los soberanos de sus países; aquellos a quienes su patria les resultó demasiado estrecha después de las resoluciones de Karlsbad en septiembre de 1819. O todo un cuerpo de liberales de Baden, que después del fracaso de su revolución en julio de 1849 pidieron asilo en Suiza.
También socialdemócratas en los años 1880, después de la proclamación de la ley antisocialista de Bismarck; artistas, pacifistas y dadaístas durante la primera guerra mundial; o las víctimas de la persecución en el Tercer Reich; o los niños hambrientos de la Alemania bombardeada al final de la guerra. Y a través de toda la historia, siempre gente trabajadora y empresarios, que buscaban libertad para poder desarrollar sus posibilidades, o aquellos que eran perseguidos por un fisco ávido.
La mayoría encontró en Suiza paz y libertad. Algunos también bienestar. De hecho: Suiza es un oasis. Un oasis de libertad significa esperanza para todos los que aman la libertad. Pero es también una provocación para aquellos que no dan importancia a la libertad, y prefieren la coerción y el control. Sobre todo es una provocación para aquellos que quieren ejercer poder sobre los demás, porque en muchos aspectos, Suiza les demuestra que también es posible con más libertad.

Libertad despierta envidia

La libertad le brinda a Suiza aprobación pero también envidia y persecución por parte de los poderosos. La presión sobre Suiza tiene tradición. Cuando jóvenes estudiantes alemanes entre 1820 y 1830 huyeron hacia Suiza para poder soñar abiertamente con una reestructuración de la política en Alemania, Suiza tuvo que hacerle frente a grandes presiones. Algunos querían incluso mandar a la caballería.
No podía repetirse lo suficiente en aquella época ni ahora, tanto a los suizos como a los extranjeros: Suiza está fundamentada en la libertad y es inconcebible sin libertad. Y cuando se trata de la libertad no queremos ni podemos hacer concesiones. El fundamento de un país no se entrega al trueque diplomático.
Aclarar esto es la misión del gobierno, así como de cada ciudadano suizo; de todos los que aprecian Suiza, de los que están unidos a Suiza por trabajo o privadamente. O aquellos que en general apelan por la libertad y están convencidos de que una comunidad debe arriesgar el máximo de libertad posible. Porque la libertad está nuevamente en juego. Observemos los tres ámbitos en los que la relación entre Berna y Berlin está enturbiada.

Impuestos a los holdings y conflicto fiscal

Primeramente, el gravamen a los holdings y el conflicto fiscal. ¿De qué se trata?
Desde el punto de vista técnico se trata de medidas fiscales cantonales. Pero, substancialmente se trata de federalismo, democracia y soberanía. La soberanía fiscal del cantón es un pilar esencial del federalismo. Sin una política fiscal propia, los cantones serían sólo entidades administrativas. Así, en cambio, tienen un área de acción creativa, y pueden ejercer política económica, industrial y demográfica. Justamente los cantones con difíciles condiciones geográficas se han destacado por sus ideas nuevas y creativas. Esto es expresión de nuestro orden liberal y fede­ralismo practicado. Y es también democracia practicada, ya que en cuestiones fiscales no se puede prescindir de ordenanzas. El estado interviene en el capital privado de los ciudadanos y por eso es tan importante que el pueblo ponga la condiciones. En las democracias occidentales liberales la obligación fiscal creció conjuntamente con el derecho del pueblo a decidir cuándo, cómo y cuántos impuestos hay que pagar. Mientras que algunos estados de Europa de a poco se alejan del proyecto inicial de libertad del liberalismo y separan el derecho democrático de la obligación fiscal, el pueblo de los cantones suizos puede fijar las leyes fiscales por medio del voto: en Suiza, históricamente, los impuestos, los derechos populares y la independencia son inseparables.
En el tema de los impuestos al holding que suena tan técnico se trata de una cuestión fundamental. Y finalmente se trata de la independencia de nuestro estado. Simplemente, un estado soberano decide por sí mismo sobre su orden fiscal. Ese orden federalista, democrático y liberal es motivo de crítica, porque es utilizado por cantones para atraer a inversores por medio de reglamentos fiscales más leves. Por ejemplo, con facilidades para los holdings. Por eso es motivo de crítica en los países vecinos y en la Comisión europea. De pronto, el antiguo acuerdo de libre comercio de 1972 presenta nuevas normas. A parte de ser jurídicamente insostenible, muestra una posición adversa a la libertad. El artículo 23 del acuerdo gestionado ahora prohibe todo «apoyo estatal», ya que éste amenaza de falsear la competencia favoreciendo a ciertas empresas o producciones».
Quien considera facilidades fiscales como «apoyos», parte de la hipótesis que el estado desiste de algo que en principio le pertenece. Es decir que el capital del contribuyente en principio es dinero estatal. Y que se trata de un favor cuando el estado renuncia a recaudar todo el dinero. Esto es socialismo rojo oscuro. Es como si alguien dijera, yo lo apoyo, yo lo «fomento», sólo porque renuncio a apode­rarme de su monedero.
Quien cree en la libertad se alegra de las facilidades fiscales. No importa dónde se obtienen y quién se beneficia de ellas. Ya que así se crea un clima de competencia que interrumpe el espiral fiscal, y esto finalmente beneficia a todos.

El secreto bancario

Segundo: el secreto bancario. ¿De qué se trata?
También aquí se trata de cuestiones fundamentales: de la relación entre el ciudadano y el estado y con ello del derecho a la libertad de todos nosotros. Esto significa que el ciudadano, ciudadano es, y no un súbdito. Por eso, en un estado liberal, se protege la esfera privada del ciudadano. Se limita el poder del estado indiscreto o ávido. Debe existir un sector privado que el aparato administrativo no controle constantemente.
Por este motivo la policía no puede hacer cacheos domiciliarios cuando le plazca; por la misma razón existe un secreto médico, de confesión y jurídico; también hay un secreto postal y telefónico. Conozco a un bibliotecario que, con razón, se niega a decir qué cliente ha tomado prestado tal o cuál libro. El secreto laboral debe preservarse. Y por el mismo motivo existe el secreto bancario.
Estos derechos de protección del ciudadano se han conservado por décadas. Garantizan nuestra libertad. Aseguran nuestra calidad de vida. Advierto de no tirar por la borda lo que defendimos y mantuvimos con éxito en los días más difíciles, y bajo una presión aún mayor – en aquel momento no nos amenazaron con la caballería sino con tanques de guerra y aviones de bombardeo.
Y advierto de no subestimar la reacción del pueblo suizo. Tampoco con respecto a un acuerdo de doble imposición que se le podría proponer, y que el ciudadano decidiría por voto. En la población escuché palabras muy duras que yo no creí posibles en nuestros días, salvo en los libros de historia.
En Suiza nos preocupa que al poder se lo ponga por sobre el derecho. Como país pequeño, reaccionamos de manera muy sensible; para nosotros es de vital importancia que también los estados poderosos respeten los acuerdos, los contratos y las costumbres entre países civilizados. El estado pequeño se apoya en el derecho, mientras que el poderoso reiteradamente intenta utilizar la fuerza bruta de sus puños.
Así todo: el respeto al derecho pertenece a nuestra cultura en Europa occidental y quien en cambio se orienta más al poder, traiciona su propia tradición.
Los adversarios del secreto bancario argumentan superficialmente. Confunden los conceptos. No muestran ningún deseo de entender la real situación: la diferencia entre substracción y fraude es la consecuencia lógica de la libertad de los ciudadanos. El ciudadano consciente declara sus ganancias por su cuenta. Puede equivocarse, o cometer errores. Entonces el fisco debe intervenir y sancionar esa falta, y eso es correcto. Pero no le da el derecho a perseguir a alguien por haber cometido una omisión como si fuera un estafador.
El fraude fiscal en Suiza ha sido siempre punible. Desde siempre el secreto bancario se levanta para las autoridades judiciales. Los bancos siempre les deben dar información sobre sus clientes. La justicia suiza no trabaja aisladamente. Acorde a la ley federal sobre la ayuda internacional en cuestiones penales del 20 de marzo de 1981, Suiza presta ayuda jurídica a otros países. Esto incluye el bloqueo de ahorros y, si es necesario, su transferencia a las autoridades competentes en el exterior.
También es falso inculpar a Suiza de falta de cooperación en cuestiones fiscales. Tenemos más de 70 acuerdos de doble contribución con otros países – ¿es éste un signo de falta de cooperación?
Tenemos un acuerdo con la UE sobre los impuestos a intereses y para combatir el fraude. De hecho: incluso recaudamos impuestos en nuestro territorio para la UE – ¿es éste un signo de falta de cooperación?
Suiza ha reaccionado con sanciones adecuadas a nuevas formas de delitos como delito del iniciado (1998) o blanqueo de dinero: con el Código penal (1990) y la ley aplicable al blanqueo de dinero (1998) – ¿es esto falta de compromiso en la lucha contra el crimen internacional?
Quien considere a Suiza como un refugio para negocios dubiosos o mafiosos, lo hace por ignorancia de causas. O bien, participa a sabiendas en una campaña de calumnia contra nuestro sistema financiero.

Régimen para vuelos de aproximación al aeropuerto de Zurich Kloten

Tercero: el régimen para vuelos de aproximación al aeropuerto de Zurich Kloten ¿de qué se trata?
Zurich es un centro económico y financiero de importancia internacional. Un motor conyuntural cuya fuerza se extiende también al norte de los límites del país; una garantía de fuentes de trabajo y un nivel de bienestar del cual se beneficia tambien el cuarto de millón de alemanes que vive en Suiza. El aeropuerto es el punto de conección internacional de Zurich. También resulta beneficiada una gran región que va más allá de los límites al norte del país. Y Swiss que pertenece a Lufthansa, también se beneficia.
En 2003, Alemania limitó de manera unilateral los vuelos de aproximación por el norte hacia el aeropuerto de Zurich por medio de un decreto de aplicación. La razón dada fueron las molestias causadas por el ruido de los aviones en la zona de Waldshut. El alivio logrado en Hohentengen, zona poco poblada, tuvo como consecuencia un fuerte recargo en Suiza; desde entonces la ruta de vuelo pasa por zonas muy pobladas.
El aeropuerto y el ruido de los aviones es para nosotros una cuestión nacional. Mediciones conjuntas del ruido acordadas con Alemania en 2008, no son suficientes. Si eso es el máximo de concesiones que Alemania puede hacer, la población en Suiza debe considerar que Berlin no toma realmente en serio esta cuestión. Esto influye sobre otros ámbitos de la política y básicamente en las relaciones entre vecinos; también en encargos estatales a empresas extranjeras.
En lo que concierne a nuestra política de defensa, quiero considerar la compra de aviones de combate en forma particular. En primer lugar, la calidad del producto y el precio son decisivos; nuestros pilotos deberán estar equipados con el mejor material posible y tenemos la responsabilidad frente a nuestros contribuyentes de utilizar su dinero económicamente.
Sin embargo: una compra que supone un costo de millones, en Suiza no es una pura cuestión analítica. No se puede decidir nada contra la voluntad del pueblo. Y no puedo imaginarme cómo podemos justificar la compra de un eurofighter en la situación actual.
Los dos primeros problemas formulados se solucionarán en el momento que terminen los ataques a nuestro orden estatal interno y nuestra soberanía vuelva a ser respetada.
La disputa sobre los vuelos de aproximación al aeropuerto de Zurich Kloten tiene otro carácter: no atañe directamente a los fundamentos de nuestro país. Es decir, que contrariamente al orden fiscal y la libertad de los ciudadanos, existe un margen de negociación. Por otro lado, concierne a la calidad de vida en gran parte de la ciudad de Zurich y el desarrollo económico en el este de Suiza. Por eso es que esperamos de parte de Alemania medidas tendientes a desbloquear la situación. La cuestión de los vuelos de aproximación va a ser decisiva en la evolución futura de las relaciones suizas-alemanas.

Por la amistad en libertad

Al comienzo señalé que las relaciones pueden valorarse de diversas maneras – yo les presenté el punto de vista y las preocupaciones de los políticos.
Confío en que en el terreno económico éstas resultarán positivas. Si opinan que las relaciones entre Suiza y Alemania siguen siendo buenas, esto me alegra. Me alegra por sus empresas y por nuestra economía.También por la gente que vive a ambos lados de la frontera, que se beneficia y mejora su nivel de vida. Pero les debo advertir de no ignorar el estado crítico de las relaciones políticas entre los dos estados. La política comienza a influenciar sobre las relaciones económicas. Todos vamos a sentir los efectos directamente. Especialmente Ustedes como representantes de la economía; piensen en las posibilidades comerciales en Suiza; piensen que la libertad trae prosperidad, y piensen en el permanente impulso competitivo que la Suiza libre aporta al resto de Europa.
Mencioné a Schiller al comienzo, como un amigo alemán amante de la libertad. Schiller nunca estuvo en Suiza, pero entendió nuestro país mucho mejor que otros que nacieron aquí. Su mensaje de libertad es nuestro común patrimonio. Por eso hoy apelo a Ustedes para que mantengan el compromiso con la libertad, nuestro bien común. Utilicen los contactos personales, políticos y comerciales, expliquen el estado federalista, sean activos como mensajeros de la amistad y la libertad – de la amistad en libertad. Muchas gracias por su atención.    •

Fuente: Departamento suizo para Defensa, protección de la población y Deporte

El significado de la democracia directa

Un estudio del Fondo nacional realizado en 2007 titulado «Democracia en las comunidades»1, investigó la vida en las comunidades de Suiza. A su vez da impulsos para responder a problemas políticos y económicos que nos preocupan:
Desde hace mucho tiempo, en Suiza conviven pacíficamente unos 7 millones de personas pertenecientes a culturas diversas con cuatro idiomas distintos. Viven en 26 cantones y unas 3000 comunidades de extensiones diferentes. Cada comunidad tiene su propia historia. Muchas de ellas cuentan sólo con algunos cientos de personas, la más grande, la ciudad de Zurich, con 400 000. Comparadas con las estructuras en Europa, éstas resultan muy descentralizadas y pequeñas. En las numerosas comunidades se ha creado lo que hoy en todo el mundo es conocido como el «modelo suizo». La exitosa participación libre, responsable y activa de los habitantes en las comunidades, en el transcurso de la historia han sido transferidas también a niveles estatales más altos. Hoy, tanto los cantones como la confederación tienen estructuras de democracia directa. Así, decisiones importantes de interés público, como por ejemplo los impuestos, se toman por voto directo.
El resultado de los estudios muestra que la integración social del ciudadano, su bienestar, su competencia política y su confianza en los políticos responsables, es mayor en las comunidades pequeñas que en las grandes. Es decir: la democracia allí es más vital y directa. Existe todo una serie de estudios que demuestran que las comunidades pequeñas tienen ventajas económicas. El profesor Vatter de Berna ha demostrado que el promedio de los gastos de administración y también las deudas por habitante, son mucho más bajos en comunidades pequeñas.2 Además, el bienestar en Suiza demuestra que las estructuras descentralizadas y pequeñas no son una traba para el desarrollo económico, como aseguran equivocadamente los partidarios del centralismo.

Libre cooperación

Ya después de la Segunda Guerra mundial el profesor Adolf Gasser señaló que sólo en comunidades libres pueden desarrollarse valores sociales basados en el principio de la cooperación, conscientes de su igualdad de derechos3. A nuestro modo de ver, ésta es, también hoy, la base sobre la que los problemas que nos preocupan pueden solucionarse – sea a nivel estatal como económico. Los seres humanos no quieren guerras. Opuesto a ello está el espíritu de la subordinación, la obediencia incondicional que hace que los ciudadanos se habitúen a ordenar y obedecer. Lamentablemente ese espíritu ha permitido que grandes entidades económicas dominen sobre el mundo entero persiguiendo otras metas opuestas al bien común.

Extracto del artículo «La importancia de la democracia directa para el mundo» de Dr. Wüthrich, Horizons et débats No.18, 14.5.07

1 Ladner, Andreas y Bühlmann, Marc: Demokratie in den Gemeinden – Der Einfluss der Gemeindegrösse und anderer Faktoren auf die Qualität der lokalen Demokratie, Zurich 2007.
2 Vatter, Adrian y Freitag, Markus: Föderalismus und staatliche Verschuldung, en: Österreichische Zeitschrift für Politikwissenschaften (ÖZP), año 33 (2204) fascículo 2, pág. 175-190
3  Gasser, Adolf: Gemeindefreiheit als Rettung Europas, Basilea 1947, pág. 12