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18 juillet 2016
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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°25, 29 juin 2009  >  Agua – un objeto de la codicia económica y del poder político [Imprimer]

Agua – un objeto de la codicia económica y del poder político

¿Está preparada Suiza para protegerla?

Entrevista al Prof. Dr. Albert A. Stahel

hd. El Agua es un bien valioso – sin agua no existiría el planeta azul, la tierra, así como la conocemos. El agua es vida. Tanto el sentido común como el derecho humano y el derecho internacional, exigen que todo lo referente a algo de lo cual depende la vida en todas sus manifestaciones, debe considerar las necesidades de todos los seres vivientes: Es decir que todas las decisiones al respecto deben ser acordes al principio del bien común; deben ser duraderas y protectoras de nuestra vida ,de la de nuestro prójimo y de las generaciones venideras, así como de los animales y plantas.
Pero sabemos que no es así. Millones de personas no cuentan con suficiente agua o no tienen ningún acceso al agua limpia y sana. Otro problema es que el agua se ha convertido cada vez más en un objeto de la codicia económica y del poder político. La ideología del mercado libre no conoce límites, y la codicia del máximo lucro conduce a sacar capital también de un bien vital.
Mientras que la geoestrategia de la política de poder en el siglo XX giraba alrededor de las reservas de petróleo, el disponer sobre las reservas de agua ocupa cada vez más el centro de sus consideraciones.
La posesión del agua puede convertirse en una cuestión de sobrevivencia para los estados. El peligro de que se recurra a la violencia como medio para lograrla, es grande.
Por eso es tan importante tomar conciencia de que lo concerniente al agua y a su protección sólo puede resolverse por medio de procesos verdaderamente democráticos. El dominio de unos pocos consorcios sobre el agua, y con ello sobre la vida, no debe ser posible. Al mismo tiempo tenemos que ser realistas y estar preparados ante las ambiciones de poder político de ciertos países y élites. En Suiza existe un importante castillo de agua de Europa, y esto podría despertar intereses estratégicos y de dominio político. La siguiente entrevista al experto en estrategia Prof. Dr. Albert A. Stahel deja claro que Suiza no sólo debe cuidar su buen sistema comunal de abastecimiento de agua, sino también estar preparada para hacer frente a las pretensiones de dominio de terceros, aun cuando éstas no se manifiesten en forma directa.

Horizons et débats: En el mundo de mañana – o quizá de hoy – el agua va a ser más importante que las reservas de petróleo para la sobrevivencia de los estados. Muchos expertos hablan del agua como el factor de conflicto del siglo XXI.¿Cree Usted que esa problemática será de importancia para Suiza, el castillo de agua de Europa?

Prof. Dr. Albert A. Stahel: El conflicto por el agua ya existe hoy. Y no se trata en primer lugar sólo del agua potable sino del agua como factor de producción, sobre todo de productos alimenticios. Eso se ve por ejemplo en China que trata de conservar el agua por medio de represas. Además de China existen otras zonas en conflicto, por ejemplo Asia Central. En la época de la Unión Soviética no había prácticamente problemas porque todos esos estados formaban parte de ella. Recién después del desmoronamiento de la Unión Soviética surgieron los conflictos, por ejemplo entre Kirguistán y sus países vecinos Uzbequistán y Kazajistán. Kirguistán tiene agua suficiente, Uzbequistán y Kazajistán muy poca. Se sabe que el Lago Aral se está desecando debido al uso excesivo del Amudarya. La cuestión del agua no está aclarada en esa región, todavía no hay una regularización concreta.
También está el gran problema con el agua del Nilo, sobre todo del Nilo azul. Aquí habría un contrato entre Etiopía, Sudán y Egipto, pero Egipto está en la posición más fuerte por su poder militar y su población más numerosa. Ése es un caso interesante: Los estados que cuentan con agua no son los que están automáticamente en la mejor posición. Decisivo es el poder militar. Turquía es un buen ejemplo.
Turquía con Éufrates y Tigris es el poder dominante y puede imponerle a otros países lo que quiera, por ejemplo a Siria e Irak. Pienso aquí en el proyecto de la represa Ilisu.
Otra región es Palestina. Allí el conflicto por el agua no es tan grave ya que el agua no es tan importante para Israel como se dice. Israel importa más productos alimenticios que los que produce. Detrás de la cuestión del agua está el control de las regiones ocupadas; la escasez del agua se instrumentaliza para aclarar un conflicto político.
Repito: el agua es un bien escaso y el mayor consumidor es la agricultura. Cuando el agua escasea, también escasean los productos alimenticios, y con ello la producción de esos productos agrícolas ganan en importancia; ésta es una cadena importante en la problemática del agua. También para la migración, por ejemplo, la alimentación es lo decisivo y no el agua potable.

Usted se refirió a la situación en el mundo. ¿Cómo es la situación con respecto a Suiza? Suiza tiene por ahora agua suficiente. ¿Existen en Europa codicias por el castillo de agua Suiza?

Se debe considerar que Suiza no es el castillo sino uno de los castillos de agua en Europa, están además: el Macizo Central en Francia, el este de los Alpes con Austria y toda la región de la Selva Negra. Es decir, hay castillos de agua que son decisivos. Suiza tiene una posición clave frente a un estado: Alemania. Aproximadamente una tercera parte del agua que Alemania necesita proviene de Suiza; Francia, un 17% e Italia todavía menos.
Todos los estados alrededor del Rin, dependen de su caudal. Hay un dicho que dice que el agua que consumen los holandeses ya ha sido bebida varias veces, es decir que ha cumplido su ciclo varias veces. El sur de Alemania depende en gran parte de Suiza, por ejemplo Stuttgart del Lago de Constanza. En caso de que el agua llegara a escasear, esa dependencia sería aún mayor. Entonces podría crecer la presión sobre Suiza para que provea más agua. Esto va a suceder, estoy seguro.
El problema será cómo hacer frente a esa presión. En realidad hay dos maneras de proceder: o bien no ceder pero formular estrategias que por medio de negociaciones podrían dar una respuesta – existe ya un acuerdo sobre el agua del lago de Constanza; la otra posibilidad es acceder a enviar más agua. El problema que tenemos hoy es que económicamente somos importantes, pero insignificantes en cuanto a poder político. La situación de poder político en Europa ha cambiado totalmente.
La cuestión del agua va a llevar a discusiones de poder político como sucedió con el aeropuerto de Zurich. El aeropuerto de Zurich es un caso ejemplar de pura política de poder. Cuando se construyó la terminal se redujo el tránsito en Zurich y para Munich esto resultó beneficioso. Se instrumentalizó las demandas de la población en Alemania del Sur [de reducir el ruido de aviones, ndt.] para presionar.
Los ataques que provienen de Steinbrück son pura política de poder, una política que va ligada a la política interna de Alemania. Se trata de ganar votos, y para ello se instrumentalizan los reclamos contra Suiza. Si ahora ya por algunos millones o miles de millones proceden de esa forma, cuando se trate de la cuestión del agua no van a tener miramientos; el disponer sobre el agua, sea agua potable o para la agricultura, es una cuestión existencial para millones de personas.
Éstos son todos casos modelos y habría que estudiar exactamente su transcurso, porque el problema del agua va a venir. Alemania con sus 80 millones habitantes y su necesidad de agua, eso es el problema. Y Suiza no debe estar en una situación política débil, porque cuando un estado está en una posición débil, otros lo van a presionar para imponerle las propias exigencias. Habrá que observar exactamente cómo se desarrolla ese proceso en dos sentidos: primero, con respecto a la necesidad de agua en Alemania, y segundo habrá que analizar exactamente el desarrollo de esos casos modelos. Esto ya se está realizando, y esto también se hace en Alemania.

El contrato sobre el uso del agua del lago de Constanza debe ser renovado en breve tiempo. Entonces habrá duras negociaciones. ¿Qué debe hacer Suiza?

Además de analizar las estrategias políticas deberíamos también analizar cómo proceder. Y aquí me refiero a la venta del valle de Urseren. A comienzos del año pasado escribí un artículo con el título: «¿Se vendió a la ligera el castillo de agua Gotthard?» Es absurdo que se haya vendido la mitad del valle de Urseren. Por poco dinero, 20 millones de francos suizos, el egipcio Sawiris pudo comprar toda la región al oeste del río Reuss, desde Andermatt hasta Hospental. Es un terreno enorme, y sobre todo el terreno más importante para la agricultura. Se compró la joya del valle, una franja de terreno que pertenece al castillo de agua suizo y que hasta ahora era parte de nuestra efectiva defensa. Los ríos Aare y Reuss son decisivos para el abastecimiento de agua de la parte central del país.
La disponibilidad del agua para la agricultura va a devenir aún más importante, también a causa del crecimiento de la población. También en Europa algunos estados se van a desecar y no podrán tener más agricultura. España tiende a ello, también Portugal y Grecia. Turquía tiene agua suficiente con su castillo de agua en las montañas de Anatolia. Pero India está frente a una inminente escasez de agua. El conflicto con China por el agua del Himalaya no se ha resuelto aún. También el sureste de Asia depende del agua del Himalaya: Laos, Tailandia y Vietnam. Allí se van a producir graves conflictos a causa de la producción de productos alimenticios. Por eso, los estados que tienen castillos de agua, deben conservar su capacidad de defenderse.

Profesor Stahel, muchas gracias por esta entrevista.    •