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18 juillet 2016
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Horizons et debats  >  archives  >  2008  >  N°32, 11 août 2008  >  Sudán en el punto de mira de la alianza occidental para la guerra [Imprimer]

Sudán en el punto de mira de la alianza occidental para la guerra

por Dr. H. J. Falkenhagen y Brigitte Queck

EE.UU. y occidente culpan al presidente sudanés de no respetar los derechos humanos en su pais.
El lunes 14 de julio de 2008, Moreno Ocampo, fiscal jefe de la Corte Penal Internacional de La Haya presentó una demanda de órden de arresto al presidente de la república al-Baschir. Sin suficientes pruebas, inculpó al presidente sudanés de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Moreno Ocampo lo hizo por encargo de ciertos políticos de EE.UU., UE e Israel; para ello se remitió a 300 000 muertos en Darfur de los que Baschir seria responsable, sin que ésto pudiera probarse con precisión.
Si realmente se trata de 300 000 muertos en Darfur, ni el presidente ni el gobierno sudanés son los responsables; fueron víctimas de las llamadas tropas rebeldes, es decir escuadrones de muerte financiados y armados por EE.UU. y la UE que atacaron en Darfur para desestabilizar Sudán. Oman Hassan al-Baschir tenía y tiene el derecho de defender la soberanía e integridad del país, también con poder militar. Los responsables de las víctimas son los agresores y no los defensores. El presidente sudanés, con seguridad, no estaba interesado en un genocidio, al contrario.
Lo que él intentó fue protejer la población de Darfur de bandas extranjeras de asesinos y saqueadores. La inculpación de genocidio al presidente Baschir es una mentira torpe.Y Moreno Ocampo lo sabe. Por eso hay que reprocharle una violación consciente del derecho. Moreno Ocampo conoce los crímenes de los escuadrones de muerte en Darfur. Hay ejemplos de poblados invadidos por esas bandas de terror, las que obligaron a la población a huir hacia Tschad, y asesinaron a todos aquellos que se opusieron a esa órden. Los asesinatos se los atribuyeron después a las tropas del gobierno. Esos hechos no los mencionan los medios occidentales en sus campañas contra el legítimo gobierno sudanés, sino que ponen la atención en cuestiones secundarias en las que las mentiras y los encubrimientos se pueden vender mejor.
No se trata solamente de que el Tribunal Penal en La Haya no tiene jurisdicción en Sudán; o que el Secretario General de la ONU tuviera reparos con respecto a la órden de arresto a Baschir, y que tanto la Liga Árabe, a la que pertenece Sudán, como la Unión Africana incluso la rechacen por considerarla inadecuada.
Resulta extraño que un jurista como Moreno Ocampo se preste a esas rupturas del derecho que favorecen el neocolonialismo de EE.UU. y la UE.; el mismo jurista que rechazó acusaciones contra el presidente de EE.UU. Bush por guerras ofensivas y crímenes de guerra en Iraq y Afganistán, debería aclarar esa doble moral.
Se supone que esa campaña propagandística en contra de Sudán, podría convencer a la opinión pública alemana que la Unión Africana y la Liga Árabe son provincianas o que el Secretario general de la ONU necesita tiempo para entender la justificación de la acusación en La Haya. Se guarda silencio sobre los intereses neocolonialistas de EE.UU. y la UE, sobre las fuerzas que, en realidad, son responsables de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en Darfur y que cometen agresiones violando el derecho internacional. También se guarda silencio sobre los millones de dólares y de euros que el gobierno norteamericano y los europeos han derrochado en los escuadrones de la muerte para desestabilizar Sudán, para que los consorcios de occidente puedan apoderarse del petróleo y otras reservas del país. Éste hecho, sumado a las guerras en Iraq, Afganistán y Somalia, es la causa de la inflación en EE.UU. y Europa occidental, así como del desmontaje social que allí se lleva a cabo. Pero los ciudadanos en Alemania tampoco deben reflexionar al respecto.
Se dice también que el gobierno de Sudán tomaría represalias contra los soldados de cascos azules de la ONU, y que por esa razón esos soldados deberían retirarse de la región de Darfur. Pero esa información fue desde el vamos falsa. Tampoco corresponde a la posición del gobierno en Karthum.
De ahí también la parcialidad de la información sobre Darfur. Uno de los pocos artículos que se refiere objetivamente a la situación en Darfur lo publicó «junge Welt» en la página 2 de su edición del 16 de julio de 2008 bajo el título: «Reproches por motivos políticos». En él se toma posición frente al reproche de occidente por el suministro de armas a Sudán por parte de la R. P. China, y manifiesta el punto de vista de ésta. Se pone en claro, que ese reproche también tiende a desdibujar los contextos políticos en el caso de Darfur. Países occidentales no tienen problemas en suministrar armas y material militar a los llamados grupos rebeldes, sobre todo el JEM y SAL. Pero Sudán no tiene el derecho de defenderse contra asesinos venidos del extranjero, quienes a pesar de las medidas de embargo de armas del Consejo de Seguridad de la ONU, siguen recibiendo armamentos de EE.UU. y los estados de la OTAN. Sudán tampoco tiene derecho a defenderse contra una continua desestabilización. Detrás de la fachada de esa acusación contra el presidente sudanés por parte de los estados occidentales, se esconde el objetivo que éstos persiguen debilitar a la R. P. China que cubre gran parte de su demanda con el petróleo proveniente de Sudán.
Pero China es sobre todo una astilla en el ojo para EE.UU. ya que
1.    está de por medio en las ambiciones de poder mundial de EE.UU. a nivel político, económico y militar;
2.    en el programa del actual gobierno comunista consta que China en el transcurso de una o dos generaciones tendrá estructurado el socialismo.
Ésta es ya hoy una señal para todos los pueblos del mundo que sufren bajo la globalización capitalista, neocolonialismo y las guerras de agresión en interés de los grandes monopolios, y que anhelan erigir un sistema social diferente.
La política agresiva de las invasiones militares, de la desestabilización y la intervención en los asuntos internos de otros países, tendrá un fin cuando los pueblos del mundo tomen sus destinos en sus propias manos: cuando sean dueños de sus reservas naturales, respeten las leyes, el derecho internacional y realicen una política de pacificación, de cooperación internacional para el provecho de todas las nacio nes del mundo.    •
(Traducción Horizons et débats)