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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°23, 15 juin 2009  >  Control sobre la escuela [Imprimer]

Control sobre la escuela

Reestructuración del sistema escolar suizo según la ideología neoliberal

por Alfred Burger

En estos últimos meses, se ha revelado que medios financieros influyentes que operan en el mundo entero no se cortan un pelo a la hora de hacer negocio con las necesidades fundamentales de los hombres y de arruinar economías nacionales enteras para satisfacer su codicia y su sed de poder. Frente a esta situación, habría que reconsiderar bajo todos sus aspectos diferentes fenómenos económicos y sociales de los últimos años que han provocado malestar en un gran número de personas. La transparencia del análisis permite una reflexión clara, indica perspectivas de acción y hace posible la resistencia. A modo de ejemplo, examinaremos de cerca los cambios que se han producido en el ámbito de la escuela.

«Los objetivos del Estado se alcanzan mejor mediante un mercado educativo competitivo que mediante un monopolio estatal. […]. Como en otros ámbitos económicos, dicho mercado libre y competitivo aumentará la calidad y reducirá los costes.»1.
Esta cita de Milton Friedman, uno de los representantes más conocidos del neoliberalismo, que se ha convertido hoy en día en el fundamento del orden económico en la mayoría de los países industriales, señala hacia dónde debería ir la escuela. Para Friedman un sistema escolar privado competitivo mejoraría la calidad de la escuela y permitiría una reducción de los costes. Para aumentar la eficacia, propone que se someta a la escuela al mismo mecanismo de control al que él mismo ha sometido a la economía. Friedman argumenta a favor de la privatización de las escuelas públicas para que la competencia de estas no recaiga en el Estado y se conviertan de este modo en escuelas autónomas. En el sector educativo, son las empresas centradas en el beneficio las que ofrecen las prestaciones de servicios. En los EE.UU., hoy en día, centenares de miles de niños van a escuelas dirigidas por empresas como Edison. El Estado no conserva más que la misión de garantizar unas normas mínimas.

Educación y autoridades privadas responsables

Friedman propone «cheques-educación» que permitan a los padres escoger las escuelas que consideren mejores para sus hijos, lo que estimularía la competencia entre las escuelas y mejoraría su calidad. Las escuelas existentes y otras instituciones públicas podrán venderse a empresas. Se trata de una realidad actual, no sólo en los EE.UU. y en otros países anglosajones sino también en Alemania, donde se están vendiendo establecimientos escolares y administraciones enteras a empresas privadas. Algunos especialistas piden una reforma radical del sistema educativo que implique una mayor autonomía de las escuelas. «Las escuelas deben, claro está, ser financiadas por el Estado, pero dirigidas por instituciones privadas.»2.
Sin embargo, ¿tiene esto algo que ver con nuestro sistema escolar suizo? Sin lugar a dudas, aunque durante mucho tiempo no nos hayamos percatado de esta tendencia.

El pensamiento neoliberal impregna todos los ámbitos de la sociedad

Hace ya más de veinte años que el paisaje escolar suizo se viene modificando. Una razón esencial para este cambio, desgraciadamente ignorada en nuestro país, es la teoría neoliberal de la Escuela de Chicago de Milton Friedman. En el mundo entero, aun si los procedimientos cambian, la gente tiene que adaptarse al pensamiento neoliberal. Y este se basa en principios económicos que constituyen el fundamento de todos los ámbitos de la sociedad, no sólo de los de la economía de mercado, sino también de los que hasta ahora eran regulados por los Estados y colectivos, como el sistema escolar, los transportes, la gestión del agua y la electricidad. Los partidarios de la Escuela de Chicago, ya en el tiempo de la dictadura de Pinochet en Chile y otros países de América del Sur, realizaron experimentos para saber qué resultaría de la penetración del pensamiento neoliberal en todos los ámbitos de la sociedad. Las consecuencias para la población fueron catastróficas, con la consiguiente pobreza y polarización creciente de la sociedad.
Del mismo modo, en nuestro país, la desregulación, la liberalización y las privatizaciones han progresado ya mucho. Pensemos solamente en las telecomunicaciones, la gestión de la electricidad y el sistema sanitario. Y se prevén otras etapas más. La economización no retrocede ante la educación, sino que avanza a zancadas sin que el motivo de los cambios en la enseñanza  salte a la vista de ciudadanas y ciudadanos.

Fracaso de los nuevos métodos

Esta crítica comenzó en los años ochenta con ataques contra la escuela que estaba, se decía, fijada en estructuras esclerotizadas y en una pedagogía caracterizada por una enseñanza magistral e idéntica para todos los alumnos como antaño. Aunque hasta los años noventa la OCDE haya atribuido siempre una buena nota a la escuela suiza por estar enraizada democráticamente, por dar una oportunidad a todos los niños y porque la mayoría de ellos alcanzaban un buen nivel, se pretendía reformarla de forma radical. Al principio se cuestionaron los métodos de enseñanza, que fueron modificados. Los maestros tenían que abandonar una enseñanza indiferenciada que había superado muchas pruebas y empezar a «individualizarla» (programas de trabajo semanales, trabajo individual, talleres, etc.). Sin embargo, no existe ninguna prueba científica que demuestre las ventajas de los métodos individualizados. Al contrario: los resultados de los alumnos medios y malos son peores con estos métodos.3

Desmantelamiento de las estructuras democráticas

Debido a este empeoramiento en los alumnos, en nuestro país, muchos maestros no han querido modificar su pedagogía contrastada. Entonces, se modificaron las estructuras y se «adaptaron a las necesidades actuales». Lo que se había constituido de manera democrática fue desmantelado y suprimido, como las comisiones escolares de distritos en el cantón de Zurich o la inspección en el cantón de Argovie. La inspección escolar se reorganizó jerárquicamente. En todo el país, las leyes escolares relativas a la enseñanza primaria fueron revisadas de tal modo que los cambios planificados no pudieran ya ser anulados por los ciudadanos. Así, vemos cómo la población pierde en este momento su influencia directa sobre las escuelas.
Los cambios impuestos desde arriba, unidos a la evolución demográfica, han conducido a una heterogeneidad creciente en las clases que provocado que la individualización sea casi inevitable: cada niño trabaja a su ritmo y cada vez más como él mismo entiende. Ahora, en los centros de formación de profesores, se enseñan casi exclusivamente los métodos individualizados. Por ende, con el plan HarmoS vivimos una tendencia hacia la centralización del sistema escolar en Suiza y una limitación progresiva de la soberanía cantonal sobre la escuela.
Un examen de algunos aspectos de las reformas escolares en marcha nos revelará sus relaciones con la ideología neoliberal.  

Apertura al mercado

Mencionemos en este sentido la creación de unidades escolares autónomas. Esta estrategia procede de los EE.UU. y del pensamiento neoliberal de Milton Friedman. Con la autonomización de lo que se llama la «reforma escolar basada en la eficacia», las escuelas han de ser liberadas de la sujeción estatal, mientras que la economía y la industria educativa toman las misiones del Estado.4 La escuela cuenta con competencias ampliadas y se organiza en un marco determinado por el Estado, recibe un presupuesto global y debe orientar sus actividades consecuentemente. Así se establece una correspondencia con las empresas privadas. Las escuelas deben ser, como el resto de empresas, liberadas al máximo de las regulaciones y las leyes.

Unas exigencias mínimas son suficientes

El Estado se contenta con fijar un marco legal y unas reglas de juego. Friedman considera que el Estado debería limitarse a fijar unas exigencias mínimas, tal y como sucede en el control de las normas mínimas en materia de higiene en los restaurantes.5 Por eso, aquí ya no se juzga a las escuelas más que en su conjunto y no hay interés respecto al trabajo de los maestros. Lo único que cuenta es la eficacia de las diferentes «empresas escolares» en su conjunto, constituidas por un logo propio, una imagen de marca y maestros que trabajan todos en la misma sintonía.
Las escuelas privadas del cantón de Zurich ya no son controladas como antes por representantes elegidos por el pueblo, encargados de vigilar si estos ofrecían una enseñanza equiparable a la de las escuelas públicas. Cada dos años, un funcionario del Departamento de la Instrucción Pública controla si se respetan ciertas normas relativas a la formación de los maestros, a los locales, a la utilización de la lengua de enseñanza, etc. La calidad de la enseñanza y de la manera de trabajar ya no interesa: en este ámbito es el «mercado el que decide», según se dice.

Clasificaciones del producto «escuela»

En las escuelas autónomas, el control del Estado ya no tiene lugar a nivel administrativo, sino en forma de medidas como el des­arrollo de la organización escolar y la supervisión que deben conducir a las escuelas a un nivel parecido, con objeto de que puedan ser comparadas. Para ello, es necesario el control de calidad, es decir, el control de los resultados escolares por medio de tests estandarizados. Por ello, ya no se ponderan las diferencias regionales. En las escuelas que tienen un elevado porcentaje de alumnos de lengua extranjera se deben crear mecanismos compensatorios (p.e: más dinero para cursos de refuerzo) o establecer un índice social para que sea posible establecer comparaciones. Las escuelas han de ser comparables para que los clientes – padres y niños – puedan escoger. La posibilidad de comparar las escuelas permite clasificarlas, lo que motiva a cada una de ellas a mejorar. De la misma manera en que los padres pueden escoger diferentes productos o empresas en función de la calidad y de los precios, podrán también escoger la mejor escuela para sus hijos. Se trata de una práctica que ya es corriente en los países anglosajones.
Esta tendencia llegará aquí igualmente: un punto esencial de «HarmoS» es la introducción de tests estandarizados para toda Suiza con el objetivo de efectuar comparaciones. Los tests lingüísticos serán conformes a las consignas europeas (portafolio europeo de las lenguas).

Gestión y orientación del cliente

Cuando se habla de las escuelas del futuro se evoca expresamente la «orientación cliente». No es una casualidad el que una Consejera de Estado zuriquesa haya lamentado que todavía sea un poco pronto para contratar a directores de escuela que hayan estudiado gestión económica en la universidad.
Recordemos también que el antiguo Consejero de Estado Buschor había sido profesor de Economía y que este previó que había que cambiar por completo el sistema escolar zuriqués. Buschor estudió en St. Gallen y en los EE.UU., se refirió siempre al modelo anglosajón y jugó un papel decisivo, primero, en la reforma del sistema de salud de Zurich y, después, en la del sistema escolar de acuerdo a los principios neoliberales. Dicha reforma la llevó acabo junto a su amigo Rolf Dubs, igualmente profesor de Economía de St. Gallen, que siempre se ha manifestado a favor de una escuela primaria autónoma. Sin embargo, escribió que la autonomización no comportaba avances pedagógicos y que sus efectos positivos sobre la calidad de la enseñanza no estaban probados científicamente.6 Otras investigaciones de la Universidad de Saint-Gall muestran que las reformas estructurales introducidas ahora aquí han conducido a una escuela de dos velocidades en Nueva Zelanda.7 Todo esto prueba que lo que se pretende con estas transformaciones está relacionado con las estructuras económicas y no con la pedagogía y los niños. La forma de comportarse de los partidarios de las reformas traiciona la hipocresía y la deshonestidad con la que las aplican de forma solapada, sin debate, sin consultar al pueblo y utilizando una «táctica de guerrilla».8 Con los bonitos conceptos de autonomía, individualización, aprendizaje autónomo, igualdad de oportunidades, etc., despiertan el interés del ciudadano por un tema que no pasaría ningún examen científico.

Garantizar un mínimo de educación

Para Milton Friedman, el Estado sólo está obligado a satisfacer ciertas necesidades básicas de la gente que no llega a resistir la competencia económica. Por esta razón, siempre existirá una cierta tasa natural de paro. Desde esta perspectiva, la escuela debe garantizar una formación básica, tal y como contempla el credo de todos los políticos responsables de la educación. Lo que sobrepasa esta formación es asunto del alumno y depende de su libre elección. La formación de apoyo debe, por tanto, ser financiada particularmente. Ya no hay becas para estudios del Estado como antes. Como en la economía, cada uno es libre para alcanzar, en un contexto competitivo, los objetivos de los que es capaz. La economía liberal ha erigido, en principio, la libertad de decisión del individuo sin intervención del Estado. La realización personal es considerada el mejor modo de satisfacer las propias necesidades y de ser libre.

Cada uno es su propio empresario

Como el resto de personas, los alumnos son los únicos responsables de sus actos. Desde el principio, han de aprender por su propia iniciativa y bajo su propia responsabilidad. Por consiguiente, es el aprendizaje autoguiado e individualizado el que ocupa el primer lugar en la escuela actual. El mensaje neoliberal del constructivismo es que cada uno debe convertirse en un sistema que se crea a sí mismo y debe ser el único artífice del éxito de su aprendizaje. En síntesis, en la teoría constructivista no hay realidad objetiva, sino que cada uno construye su realidad, aquella que le conviene. Pero el autocontrol en el aprendizaje no quiere decir nada más que un comportamiento adaptado a la función. Al final, cada uno se convierte en su propio «pequeño empresario», responsable de su éxito o de su fracaso.9

La individualización, noción engañosa

Individualización no quiere decir lo que el término deja entender, es decir que el maestro debe alentar a los alumnos de forma individual. Se trata, en primer lugar, de un cambio del papel del maestro. Siempre según el credo de Milton Friedman: la escuela y los profesores no son directamente responsables del éxito del aprendizaje de los alumnos. Sucede como en la empresa: ésta conoce sólo una responsabilidad, la del aumento de los beneficios. Cualquier otra responsabilidad queda en manos de los asalariados. Los problemas éticos que resultan de ello se encomiendan al individuo.10

El maestro entrenador

Siguiendo igualmente los principios de la economía de mercado, aprender o no depende de la responsabilidad de los niños. Evidentemente, solo son capaces de tenerla los niños que han adquirido en casa las aptitudes para aprender de una forma responsable y organizada. El papel del maestro ya no es el de conducir a los alumnos hacia un objetivo común, sino el de hacer de entrenador, de animador, de acompañante en el aprendizaje y de preparador de los materiales de estudio. Este debe mantenerse al margen del proceso educativo para evitar restringir la autodeterminación de los niños.
Sin embargo, las formas de aprendizaje autoguiado son socialmente selectivas, como constató Henning Günther, privilegian a los niños que han aprendido antes a trabajar de manera disciplinada y estructurada. «Detrás de la retórica neoliberal del autodesarrollo se perfila una dicotomía social cada vez más despiadada.»11

Las competencias en lugar y en sustitución de la educación

Como es habitual en la economía actual, cada persona en formación debe disponer de un portafolio en el que se enumera todo lo que ha aprendido durante su edad escolar, desde el principio. Es aquí donde vemos que ya no se trata para nada de educación, como oíamos antes; ya no se piden más que aptitudes, llamadas «competencias» que han de probar que un alumno puede atestiguar que ha realizado la formación suficiente para subsistir en el mundo económico. La noción de competencia utilizada actualmente se percibe, finalmente, como una auto-adaptación permanente a las exigencias del mercado.12 Con la noción de «competencias», se pretende alcanzar una objetividad y una neutralidad de valores. En realidad, esas competencias se fijan como normas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), organismo económico, y se corresponden con la idea de que, «en las sociedades modernas, son necesarias para una vida satisfactoria, desde el punto de vista personal y económico y también para una participación activa para la vida en sociedad».13 Los europeos han de dejar que los agentes de la OCDE prescriban lo que hay que enseñar a sus hijos en las escuelas. La misma instancia controla que esto sea así gracias a los tests PISA.

Encarrilar la privatización

Todo encaja: HarmoS no es nada más que el establecimiento en Suiza de un sistema escolar unificado, conforme a la OCDE, en un panorama escolar muy diverso y adaptado a las regiones. Una vez que nuestro sistema escolar se haya centralizado de este modo, los acuerdos GATS, acuerdos sobre la privatización de los servicios públicos firmados por la Confederación sin votación popular, estarán ya preparados para alcanzar el objetivo que siempre han negado, es decir, la apertura a la privatización del sistema educativo público según el modelo anglosajón. En este proceso, la democracia directa cae en la trampa bajo la excusa de que supone un «obstáculo al comercio».

Conclusiones

Aunque sólo hayamos podido mencionar algunos puntos, resulta claro que durante los últimos decenios ha tenido lugar una economización solapada de nuestro sistema escolar. Desregulación, privatización y autonomización se apoderan cada vez más y por igual de las escuelas de nuestro país. No podemos considerar las evoluciones en Suiza, por ejemplo la unificación de nuestro sistema escolar con HarmoS, sin considerar lo que pasa en otros países. Mayer y Ramírez, dos investigadores en el ámbito educativo, ven en estas tendencias un elemento de una «world education ideology».
Como la relación con la Escuela de Chicago de Milton Friedman y con el neoliberalismo, que nos ha conducido a una de las peores crisis económicas de la historia, es totalmente evidente, resulta indispensable hacer una pausa para que la población suiza pueda preguntarse si quiere continuar con las reformas escolares en esta dirección o si, visto el fracaso punzante de estas ideas, sería necesario volver a la pedagogía para crear una escuela primaria fundada en teorías de solidez científica en lugar de en las teorías insostenibles del neoliberalismo. Hay que plantear esta cuestión porque, en 20 años, nos encontraremos ante un hundimiento del sistema educativo – similar al que asistimos hoy en día en la economía – que tendrá graves consecuencias para la vida de nuestros jóvenes y para nuestra democracia.     •

Traducción por José Luis Egío, revisado por ­Manuela Hernández.

1 Friedman, M., en: Wall Street Journal, 5 de diciembre de 2005.
www.sueddeutsche.de/politik/134/402914/text, 13 de julio de 2007.
3 cf. Günther, H., Kritik des offenen Unterrichts, Bielefeld 1996.
4 cf. Steiner-Khamsi, G., Szenario 2010 zur wirkungs­orientierten Schulreform, in: VPOD-Magazin 108/98.
5 cf. Friedman, M., Kapitalismus und Freiheit, ­Munich 2002, p. 113.
6 cf. Dubs, R., Teilautonomie der Schulen, Annahme, Begriffe, Probleme, Perspektiven, in: Paderborner Universitätsrede, Paderborn 1999, p. 7.
7 cf. Eberle, F., New Public Management im Neuseeländischen Bildungswesen. Institut für Wirtschaftspädagogik, St. Gallen 1999, p. 45.
8 cf. Neue Zürcher Zeitung, 18/2/1992.
9 cf. Pongratz, L.A., Konstruktivistische Pädagogik als Zauberkunststück, in: Pongratz, L.A./Nike,
W./ Masschelin, J., Kritik als Pädagogik – Pädagogik als Kritik. Opladen 2004.
10 cf. Friedman, M., Kapitalismus und Freiheit, Munich 2002, p. 35.
11 cf. Pongratz, L.A., Konstruktivistische Pädagogik als Zauberkunststück, in: Pongratz, L.A./Nike,
W./Masschelin, J., Kritik als Pädagogik – Pädagogik als Kritik. Opladen 2004.
12 cf. Pongratz, L.A.-, Plastikwörter. Notizen zu Bildungsreform, in: Engagement 3/2007, p. 161–170.
13 cf. Deutsches Pisa-Konsortium (Ed.) 2001, p. 16.