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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°7, 23 fevrier 2009  >  Lamentablemente ningún cambio de curso de la política de EE.UU. en la OTAN [Imprimer]

Lamentablemente ningún cambio de curso de la política de EE.UU. en la OTAN

La Conferencia de seguridad en Munich y el sufrimiento de los afganos

por Karl Müller

Si el nuevo vicepresidente de EE.UU., Joseph R. Biden, se hubiera presentado ante la Conferencia de seguridad en Munich,* el 7 de febrero, y hubiera aprovechado su primera aparición en público – seguida con gran espectativa – para decir a los ojos y a los oídos de todo el mundo: Nosotros, el nuevo gobierno de los Estados Unidos de América, estamos conmocionados frente a los crímenes y las innumerables víctimas de la política de nuestro país; de ninguna manera vamos a continuar con esa política. Pero vamos a hacer todo – en la medida que sea realizable – para reparar la grave injusticia que nuestro país ha cometido con los pueblos del mundo, y hacer responsables a todos los que son culpables de esos crímenes, independientemente de su posición y nombre.
Y si ésto hubiera sido dicho con sinceridad y de buena fe, entonces, desde Munich, se habría enviado al mundo una señal de cambio; una cesura que la humanidad necesita con urgencia, para que nuestro mundo pueda volver a respirar libremente.
Pero el nuevo vicepresidente no lo hizo, sino que, esencialmente, recurrió a las mismas mentiras del gobierno anterior para jus­tificar la política de potencia mundial. Sólo anunció una nueva táctica: «hablamos en un nuevo tono»; «vamos a escuchar también a los otros»; «vamos a hablar con todos»; «no vamos a pisotear abiertamente el derecho internacional, sino lograr interpretaciones más convenientes del derecho internacional»; «necesitamos a los demás para nuestros objetivos»; «lo llamamos ‹global governance›».
Para completar, vino acompañado de Joseph S. Nye, el ideólogo del pérfido «Soft power». Por lo demás, Biden no cuestionó el hecho de que el siniestro sistema estadounidense de poder y explotación, se arroge el derecho a mantener una conducción desmedida e injustificada. Así, la señal que envió Munich fue muy distinta:
Todavía no estamos dispuestos a admitir injusticias cometidas y a remediarlas. Al contrario: los americanos seguimos pensando con una petulancia maníaca, que hasta ahora hemos sido «exitosos» con nuestra política de dominación mundial. Pero, ya no lo podemos lograr solos. Y tampoco vemos porqué tenemos que correr solos con los gastos de nuestra política. Los otros, nuestros «aliados», deben aportar aún mucho más a nuestra caja común, y poner muchos más ladrones a disposición para nuestro saqueo en el mundo. ¡Pero el capo de los ladrones seguimos siendo nosotros!
La canciller alemana Angela Merkel, cuyo rol desde su entrada en funciones ha sido el de correa de transmisión de las pretensiones de poder de EE.UU. en Europa, se refirió a los últimos años como »décadas en las que pudimos demostrar que avanzamos»; que «ningún país puede por sí solo resolver los conflictos internacionales»: que «nos necesi­tamos mutuamente»; que el «eje transatlántico» (sic) es la base de nuestra seguridad»; y que «el concepto de seguridad integrada es la respuesta adecuada a los desafíos del siglo XXI».
Entonces, para la política de potencia mundial, no bastará la movilización militar sino que se necesitan «medidas conjuntas a nivel político, de desarrollo, policiales, en parte político-culturales y, si es necesario, naturalmente (sic) militares».**
Además, Merkel mencionó el país donde más se persigue actualmente el objetivo de «seguridad integrada»: Afganistán. Merkel: «Yo pienso, que en la misión en Afganistán estamos muy cerca de lograr ese objetivo y esa forma de proceder.»
La sumisión de los afganos debe ser entonces total. La mortandad diaria deberá expanderse, por medio de miles de soldados adicionales de los «aliados». Y a la opinión pública en los respectivos países, se le mien­te constantemente. El 10 de febrero, incluso Deutschlandfunk informó que, recientemente, soldados de las fuerzas de ocupación, aterrorizaban con helicópteros a un pueblo en el norte de Afganistán, en la zona de comando del ejército alemán; y que éste, a su vez, incurre en contradicciones inacabables.
Una encuesta del Afghan Institute for Social and Public Opinion, realizada por encargo del ARD, ABC y la BBC, muestra claramente lo que piensan los afganos de las fuerzas de ocupación: «Siete años después de la caída de Taliban, la mayoría de los afganos ha perdido, por el momento, la esperanza de un futuro en paz. Bajo la experiencia diaria de la guerra, violencia, corrupción y pobreza, la gran confianza inicial en EE.UU. y la OTAN se ha convertido en resignación, rechazo y un odio creciente. […] Después de siete años de guerra los afganos tienen una imágen muy negativa de las tropas de EE.UU. y la OTAN. […] De todos modos, las tropas extranjeras son percibidas cada vez menos como aliadas en la lucha contra un enemigo común, y cada vez más como parte de la miseria.
De ahí que, por primera vez, una escasa mayoría de los afganos urge por un retiro de las tropas de EE.UU. y la OTAN – en las zonas de lucha un 71%. […] En las provincias donde se lucha, como Kandahar y Helmand, no se encuentra casi nadie que esté a favor de un aumento de tropas. Un clima explosivo, ya que duplicar las tropas con 30 000 soldados más, es el único elemento concreto de la nueva estrategia del Presidente norteamericano Obama.» («El odio a occidente crece», www.tagesschau.de del 10.2.2009)
El decano de la escuela para política pública Lee Kuan Yew en Singapur, Profesor Kishore Mahbubani, no necesitó muchas palabras para decir lo esencial en Munich: «Paradójicamente, en el mundo dominan los viejos criterios, siendo que el mundo necesita nuevos criterios sobre ‹global governance›. […] Poniendo emparches no va a funcionar. […] Estamos llegando al término de 200 años de continua dominación occidental en la historia del mundo. Ninguna de las nuevas potencias es occidental. Sin embargo, occidente se aferra a estar sobrerepresentado en todas las instituciones que operan en el mundo. […]
Las grandes potencias no pueden seguir dominando por mucho tiempo la política mundial, como lo hicieron en los siglos 19 y 20. La mayoría de la población mundial no quiere seguir siendo objeto de la política mundial sino el sujeto. Los pueblos quieren tener más control sobre su destino, y que sus intereses dejen de ser ignorados.»    •

* Casi todos los discursos de la Conferencia de seguridad pueden leerse en www.security-conference.de. Ésto es muy recomendable, porque se puede leer lo que se dijo realmente. Por ejemplo, el discurso del vocero del parlamento iraní, Dr. Ali Laridschani, que los medios occidentales publicaron en forma
tergiversada.

** Siguiendo la misma línea de Angela Merkel, el asesor de seguridad de EE.UU., General James Jones, citó en Munich al presidente Obama: Para hacer frente con éxito a los desafíos del siglo XXI, EE.UU. debería integrar todos los elementos de su red de influencias: «Nuestro ejército y nuestra diplomacia, nuestra economía y servicios de inteligencia, nuestras facultades para imponer el derecho, nuestra influencia cultural y, como lo mencionamos ayer, el poder de nuestro ejemplo moral, en resumen, de nuestros valores».