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Horizons et debats  >  archives  >  2009  >  N°28, 20 juillet 2009  >  Se debe prestar oído al G192 [Imprimer]

Se debe prestar oído al G192

por Eva-Maria Föllmer-Müller

Del 24 al 30 de junio tuvo lugar en la ONU en Nueva York la conferencia sobre la crisis mundial económica y financiera, y sus repercusiones sobre el desarrollo. El presidente de la Asamblea general, Miguel d‘Escoto Brock­mann, invitó a los 192 países miembros de la ONU a esta conferencia «a alto nivel» a la que denominó al G192, en alusión al G8 y G20. Anteriormente, en diciembre del año pasado, tuvo lugar la conferencia internacional sobre el financiamiento del desarrollo en Doha, Qatar. A raíz de la situación apremiante, sobre todo para los países en desarrollo, algunos de los estados miembros solicitaron al presidente de la Asamblea general de organizar esa conferencia. En el transcurso de siete meses, el presidente de la Asamblea logró reunir no sólo a los G192, sino también a representantes del sector privado y miembros del sistema de la ONU.

Antes de la conferencia, una comisión de expertos bajo la dirección del ecónomo y Premio Nobel Joseph Stiglitz – la llamada «comisión Stiglitz» – había realizado un informe provisional sobre las reformas del sistema financiero internacional; además, en negociaciones con los estados miembros se bosquejó un proyecto que fue la base para el documento final emitido en consenso.

Igualdad de derechos para todos tanto para la solución como para los modos de lograrla

Con la conferencia se puso en marcha un proceso, un diálogo, en el que no sólo participaron los países G20 sino toda la comunidad internacional. Cada país, por igual, tuvo la oportunidad de ser oído. El presidente de la Asamblea general se ocupó de manera ejemplar de los representantes de los estados y les prestó atención; no hubo ningun ajetreo, sino que, al contrario, a raíz del gran número de informes la conferencia se prorrogó dos días más.
Paralelamente a las tomas de posición de los distintos países en la Asamblea general, tuvieron lugar cuatro mesas redondas sobre el tema «Análisis y superación de la crisis mundial económica y financiera, y sus repercusiones en el desarrollo». Allí podían discutir los representantes de los diversos estados con expertos, por ejemplo sobre el «Rol de las Naciones Unidas y sus estados miembros en las reformas y el fortalecimiento del sistema financiero y económico mundial y su arquitectura» (mesa redonda 1). O sobre el tema «Diversas medidas y puntos de partida para aminorar las repercusiones de la crisis sobre el desarrollo» (mesa redonda 2). La tercera mesa redonda se ocupó de los «Efectos de la crisis sobre el trabajo, el comercio, las inversiones y el desarrollo considerando las metas de desarrollo convenidas y las metas del milenio». El tema de la cuarta mesa redonda fue «Contribuciones del sistema de desarrollo de la ONU como respuesta a la crisis».

El comienzo de un diálogo

El presidente de la Asamblea general y Joseph Stiglitz intercedieron consecuentemente a favor de que los pueblos sean tratados como socios soberanos y equivalentes y para evitar que ciertos bloques financieros poderosos o algunos países industrializados dominen.
Hubo muchos intentos para quitarle valor a la conferencia, e impedir que se realizara. Hubo fuertes luchas de fondo; los representantes del G20 no querían que se llevara a cabo. Pero el presidente de la Asamblea general no se dejó inmutar. Cuando le reprocharon que sólo hubo un representante de los jefes de estado, su comentario fue: «Importante no es quién viene, sino aquello que decidamos al final, lo que se pondrá en marcha.»
La mayoría de los representantes de estados sobre todo de los países en desarrollo que hablaron en la Asamblea general, expresaron su agradecimiento por esa conferencia.
La conferencia es un comienzo que promete un diálogo equivalente, necesario y urgente en el mundo. Se puso en claro que la economía hasta ahora basada en la explotación, competencia, egoísmo y codicia, sobre todo por parte de los países industrializados, ha fracasado. Se necesita una economía a nivel mundial que tenga en cuenta principios éticos, solidaridad, cooperación, coherencia, justicia y transparencia, una economía que se centre en el ser humano.

¿Hasta cuándo occidente quiere demostrar arrogancia e ignorancia?

Lamentablemente no todos los representantes de los estados quieren hacer compromisos. Por ejemplo, un representante sueco, quien el 1 de julio asumió la presidencia del Consejo de la UE, llamó la atención en una mesa redonda en la conferencia por la mordacidad de sus argumentos. Con mucha arrogancia hizo el reparto de las funciones: UE y G20 son los que deben decidir, y la ONU se deberá ocupar sólo de los países en desarrollo. El director general para el desarrollo de la Comisión Europea, Stefano Manservisi, formuló abiertamente el derecho a conducción de la UE en la reacción global frente a la crisis: «Europa demostró, demuestra y va a demostrar, que ella es la conductora.»
Los conflictos entre UE, los países industrializados del G20 con FMI y el Banco Mundial y WTO por un lado, y la ONU con G77 (reunión de los países en desarrollo, al comienzo 77 entre tanto 130) y con representantes de la sociedad civil por el otro, se hicieron notar durante la conferencia. FMI y el Banco Mundial se esforzaron en asegurar que llevarían a cabo las reformas exigidas, para acentuar su disposición a cooperar.
Así todo: muchos países en desarrollo y también representantes de la sociedad civil expresaron su crítica al FMI, al Banco Mundial así como a la OMC. Sobre todo los representantes de los países africanos han hecho sus experiencias con esas instituciones y critican el tratamiento desigual y los abusos con las finanzas: del dinero aprobado, llega, si es que llega, un 20% a su destino. El 80% restante desaparece.

Latinoamérica: cooperación y cohesión en vez de competencia

Las expresiones de los países latinoamericanos fueron impactantes. Aquí deben ser especialmente tenidas en cuenta. Éstas dejaron claro: no podemos ofrecer a los países más pobres una economía de competencia. Lo que más necesitan es solidaridad, cooperación y cohesión.
Aquellos que provocaron la crisis, no pueden participar en la solución de la crisis, dijo el presidente de Ecuador, el ecónomo Rafael Correa, en su discurso frente a la Asamblea general. Hace un tiempo, bajo su presidencia, su país se negó a seguir pagando deudas que fueron contraídas por métodos criminales, lo que entre tanto es aceptado por casi todos los otros países.
El presidente de Ecuador dijo: «Todos nosotros lo sabemos: la crisis en los mercados financieros de EE.UU., ya no es sólo una crisis financiera y ha contaminado al mundo entero. Ahora se hace evidente que los países del sur, sin ser los responsables de la crisis, son los que más la sufren. Durante años, EE.UU. ha sostenido un enorme déficit de los balances de comercio y de presupuesto, con la aceptación del Fondo Monetario Internacional. Cualquier otro país hubiera estado obligado a devaluar para ‹corregir› su desequilibrio. En este caso pero, la doble moral que reina en la conducción del FMI obligó a la complicidad, lo que llevó al capitalismo a extremos absurdos. Y ahora los G20 quieren re-capitalizar como si nada fuera, sin mover ni una plaza en su junta directiva.»
La crítica es justificada. Durante la cumbre G20 se acordó reforzar al FMI y al Banco Mundial y darles el rol principal en la solución de la crisis financiera en los países emergentes y en desarrollo.
También en la conferencia de prensa posterior a su discurso, el presidente de Ecuador mantuvo su posición: cuando se tocó el tema de los yacimientos de petróleo en su país Ecuador, dijo que lo peor ya había pasado. Los yacimientos han dejado de estar en posesión extranjera y están en posesión del país: «El petróleo le pertenece al país» dijo, y añadió indignado: «En parte ni siquiera no estaba permitido poner los pies sobre nuestros campos petrolíferos.» Entre tanto se han mejorado los precios del petróleo dentro del país. El comercio y los contratos se realizan sólo con países amigos y en igualdad de condiciones. Agregó: «No queremos limosnas, queremos justicia.»
En el «High Level Panel» realizado por representantes de la sociedad civil, sobre el tema «Se trata de los derechos de los pueblos, no del beneficio de las empresas» («Peoples Rights not Corporate Profits»), el presidente de Ecuador inculpó al «consenso de Washington» de antidemocrático: «¿Cuatro o cinco instituciones que representan el poder deciden y lo llaman consenso? ¿De qué consenso se trata, sobre el que los demás ni siquiera son consultados. Eso es arrogancia y hegemonía del poder.» Todas las personas presentes lo aplaudieron por esto. Que hoy el capital esté por sobre el pueblo, no es aceptable. Primero está el pueblo, el ser humano.
El problema principal por la inestabilidad de los países pobres, es la libertad del tráfico comercial. Correa afirma que el paradigma neoliberal con su individualismo, se ha derrumbado. Si echamos una mirada a la historia, los países que se desarrollaron no fueron los que tenían un mercado libre y abierto, sino los países en los que el estado protegió a la economía.
El representante de Cuba criticó, que en el G20 no hubo una discusión sobre una verdadera reforma del sistema financiero. Exigió un diálogo intenso con todos los miembros de la comunidad internacional. El sistema financiero internacional es antidemocrático y debe ser reformado urgentemente. Una solución de la crisis va a ser sólo posible, cuando los intereses de todos los países sean tenidos en cuenta. También él habló de un nuevo paradigma, que pone al ser humano en el centro.
A esa crítica se unió también el representante de Venezuela: los que han provocado la crisis son las fuerzas neoliberales. Las consecuencias son devastadoras: desempleo, fuga de capitales, pérdida de autoestima y confianza en el futuro. Los más pobres y débiles son los que más sufren. El FMI pone condiciones absolutamente inmorales. FMI y Banco Mundial deberían cerrar sus puertas y dejar que otros construyan una nueva arquitectura financiera. El dolar debería ser anulado.
Venezuela se ha librado de las ataduras del neoliberalismo y hoy es libre. La asociación regional y subregional con Nicaragua, St. Vincent y Grenadins, Barbados y Ecuador en ALBA responde del bienestar de los pueblos correspondientes. Se trabaja en igualdad, solidaridad, complementación y fraternidad con todos los seres humanos del mundo. Así resulta una paz basada en justicia social.
El representante de Guayana remarcó la falta de igualdad en el trato de los países pequeños. A menudo, a los países pequeños no se los toma muy en cuenta, como si uno se pudiera permitirse que éstos fracasen.
El representante de Nicaragua recordó que la crisis comenzó sólo a unas cuadras de distancia de la ONU, en Wallstreet.
En la conferencia también se reclamaron soluciones para las deudas enormes que ahogan a los países en desarrollo. El Banco mundial calcula que unos 40 países van hacia una crisis de deudas.

Un primer paso

No fue fácil acordar un documento de consenso en el que participaran todos los estados, pero se logró. El documento de consenso recuerda a los países industrializados su consentimiento en la cumbre G20, de poner a disposición un billón de dólares para reactivar la economía mundial. Exige además una parte mayor de esa suma para los países en desarrollo. Recalca también la necesidad de confrontarse con el problema de la deuda y la huída de capital. Los institutos financieros internacionales deben ser revisados urgentemente y la ONU debe tener más influencia en las negociaciones futuras.
Sobre todo debe continuar el proceso ya iniciado: para esto se encargó a la Asamblea general de formar un grupo de trabajo que continúe tratando los temas y problemas que fueron discutidos.
El presidente de la Asamblea general calificó al documento como un «primer paso de un largo proceso, que conducirá al mundo a un nuevo camino hacia la solidaridad, estabilidad y persistencia.» Agregó: «Me ha alentado el hecho de que tantos se hayan referido a la necesidad de revivir el componente ético en la conducción global, nuestra obligación y responsabilidad común, de integrar consideraciones éticas en nuestras decisiones en lo económico, político y social. Esto no es tenido muy en cuenta por muchos de los que deciden en el mundo inhumano de las finanzas y los negocios.»

Primero está el ser humano

Miguel d’Escoto Brockman, muchos países latinoamericanos, los países G77 y la Santa Sede, señalaron en esta conferencia la necesidad de poner al ser humano en el centro: primero está el ser humano y después la economía.
El Papa Benedicto XVI exortó a los estados a tomar parte en la conferencia y a buscar conjuntamente soluciones para la crisis financiera. Las posiciones de la Santa Sede durante la conferencia fueron beneficiosas. El representante de la Santa Sede formuló la pregunta: ¿Qué es la persona humana? Y dijo: primero está el ser humano, después recién vienen todas las teorías. Recalcó la importancia de la ética, todas las economías no son nada sin la ética. Y cuestionó: ¿Cómo podemos cambiar la lógica del pensar económico?     •